Si trabajar como un chino es deslomarse,
habría que acuñar la expresión
hacer huelga como un
chino, porque eso mismo es lo
que hicieron ayer, con marcial desempeño,
los laborantes de Cobo
Calleja. Ni todo el polígono es
chino (un 50% de los trabajadores
son españoles), ni todos los chinos
que aquí trabajan tienen que
ver con Gao Ping, cabecilla de la
presunta mafia blanqueadora de
dinero desarticulada hace tres semanas
por las autoridades. Pero
tanto unos como otros pararon
ayer el habitualmente bullicioso
enclave, a las afueras de Fuenlabrada,
para «expresar el rechazo
de la comunidad china ante la corrupción
y ante lo ilegal».
Lo hicieron, tanto chinos como
españoles, con una disciplina definitivamente
rayano oriental: como
un solo hombre, prácticamente
ninguno de los 3.000 trabajadores
hizo lo propio ayer. Y hacer
declaraciones entraba para ellos,
claro está, en el ámbito de su
huelga. «No, no, hoy no tlabajal»,
decía uno mientras de metía en
su coche. «No, no, no, no», repetía
otro, como alma que lleva el
diablo, mientras caminaba bjo la
lluvia por una ventosa avenida,
absolutamente vacía, del chinatown
del comercio madrileño.
Damos fe: los chinos, cuando
hacen huelga, no es que no trabajen.
Es que ni hablan.
Los que sí lo hicieron fueron
varios de sus portavoces, para declarar
que «no todos somos delincuentes
» y que «hay que cambiar
la imagen que en general se tiene
sobre la comunidad china».
El mazazo de la Operación Emperador
cayó como jarro de agua
fría sobre la comunidad china.
Sobre todo, el potencial de sospecha
que dejó el hecho de que Gao
Ping, el hombre de negocios y filántropo
en el epicentro de la supuesta
trama, distribuyera a una
gran mayoría de los todo a 100 de
la Comunidad de Madrid.
Yinong Chen, por ejemplo, es
estudiante de Derecho y LADE
en la Universidad Carlos III de
Getafe, y explicó ayer a Efe que
con este cierre quieren «llamar la
atención de la sociedad española,
que cambien su percepción de
que los chinos somos herméticos
y cerrados. Somos una comunidad
emigrante, como ellos en décadas
pasadas, que venimos a su
país a ganarnos la vida con sacrificio
y de forma honrada», dijo.
Una huelga es, de hecho, un acto
bastante contra natura en lo que
a la cultura china del trabajo se refiere,
y más en tiempos no precisamente
boyantes. Sin embargo, «esta
vez lo veíamos necesario», afirmó
Yinong Chen, «no podíamos
continuar así, las ventas han caído
mucho y necesitamos cambiar
nuestra imagen», añadió. Es decir,
preferían perder un día de labor,
ventas y beneficio para tratar de
limpiar su imagen.
En una estimación propia, el negocio
podría haber descendido entre
un 50% y un 60% desde que se
llevó a cabo la Operación Emperador,
exactamente el 16 de octubre
pasado, con la detención de incluso
un concejal de Fuenlabrada y un
mando de la Policía Nacional encargado
de investigar precisamente,
qué cosas, a las mafias chinas.
La de ayer fue, por descontado,
la primera vez que Cobo Calleja, el
polígono base de de negocios chinos
más grande de Europa, cerró
sus puertas. Desde la Asociación
de Empresarios Chinos del Polígono
Cobo Calleja no se contemplan
nuevas medidas de momento. Pero
sus responsables repetían ayer el
mantra: «Hay que hacer todo lo posible
por que la imagen de nuestra
comunidad cambie».
Comercio / «No, hoy no ‘tlabajal’», dicen
Cobo Calleja,
huelga china
contra la mafia
El polígono cierra 24 horas paramostrar
su «rechazo contra toda corrupción»