zorrotzaurre, la futura isla llamada a ser el próximo gran desarrollo urbanístico de Bilbao, también es hoy el último reducto de sin techo y desarraigados. Jóvenes magrebíes que vienen buscando una nueva vida acaban durmiendo en rincones oscuros y fríos de pabellones industriales. Son protagonistas de la más clara marginación. El escenario solo produce problemas de convivencia con los vecinos, temor en el barrio y delitos y el Ayuntamiento se ha propuesto resolver una situación que se ha ido enquistando y es ya complicada. Por un lado, tenemos una zona en claro declive antes de iniciar su renacimiento. Su ubicación en el mapa de Bilbao, apartada del centro, la convierten en ideal para los desheredados y entre ellos la actitud de muchos, los más rebeldes, es conflictiva y peligrosa. Porque además no se quieren integrar como sí han hecho otros inmigrantes procedentes de la misma zona del norte de África. Son muchos handicaps y obstáculos que se deben superar utilizando una combinación de actuaciones. Mano dura, sí; control y presencia policial, también; pero no se debe olvidar que muchos de estos inmigrantes pueden (deberían) ser ciudadanos vizcainos de provecho en un futuro, a poca ayuda que se les preste. Ejemplos múltiples tienen en la Diputación, donde el trabajo de cuidadores profesionales con menores ha supuesto una integración modélica de adultos. El problema es difícil, pero se debe resolver para evitar crear guetos, lo último que debe permitirse en una ciudad moderna y desarrollada como Bilbao.