A la deriva en barca de juguete

Los inmigrantes corren más riesgos que nunca en el nuevo rebrote de las pateras en el Estrecho

La Vanguardia, VÍCTOR BEJARANO Tarifa, 05-11-2012

U na vez emprendes el camino, todo está en manos de Dios”. Gohore Stange Eranis, una joven de 27 años de Costa de Marfil, responde así cuando se le pregunta si tuvo miedo a la hora de atravesar el estrecho de Gibraltar a bordo de una endeble lancha de juguete. Sobrevivir o morir en el intento “está en Dios”, explica la chica, embarazada de seis meses.
Después de ser rescatada junto a otros seis pasajeros, Gohore permaneció un día en el Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Tarifa. Ahora está acogida por la Cruz Roja de Algeciras, mientras espera que su marido sea liberado del antiguo fortín convertido en prisión para inmigrantes de la isla de las Palomas.
A las puertas del centro de la Cruz Roja, Gohore, que es profesora de primaria, cuenta que llegó el pasado domingo 28 de octubre a Tarifa en una de las lanchas que se lanzaron al mar el pasado mes y que pudo ser rescatada a tiempo por la Guardia Civil. Ella asegura que compró el pasaje entregando su móvil de 50 euros a la persona que les vendió la lancha. Como ella, hay más de 650 subsaharianos que han logrado atravesar el Estrecho en octubre.
Peor suerte cayó sobre los pasajeros de una patera que naufragó el jueves 25 de octubre a 18 millas de Alhucemas: fueron recuperados 19 cuerpos sin vida y sobrevivieron 17 de los alrededor de 70 ocupantes. El resto, más de 30, desapareció bajo las aguas. Al día siguiente, otro naufragio costó la vida a dos personas más.
El rebrote del fenómeno en el Estrecho ha hecho que unos 300 inmigrantes llegaran a Tarifa en octubre, aproximadamente la misma cantidad que de enero a septiembre. El coronel jefe de la comandancia de la Guardia Civil de Tarifa, Marcial Vázquez Ginel, asegura que la cifra de inmigrantes interceptados en octubre está dentro de la media anual de los últimos años. Siempre hay un repunte en octubre, quizá para aprovechar los últimos días de bonanza antes de los temporales. Desde que se instauró el Sistema Integrado de Vigilancia del Estrecho (SIVE) y con el estallido de la crisis, el número de pateras que arriban a costas andaluzas se ha visto muy reducido. El flujo es constante: alrededor de 3.000 al año. El año pasado fueron 3.483, según Salvamento Marítimo. En lo va que del 2012 son 2.700.
El capitán Manuel Ovidio Corredor asegura que, pese a la alarma provocada por los dos recientes naufragios, pocos cambios significativos hay en el fenómeno de las pateras. La novedad es la combinación de las grandes zodiacs que parten de los alrededores de Alhucemas y Nador con 60 o 70 pasajeros, con la proliferación de lanchas de juguete que tratan de ganar a remo la costa gaditana con ocho o nueve ocupantes. Este mes de octubre se han interceptado 47 embarcaciones conocidas como toys.
En estas embarcaciones tan frágiles, los inmigrantes ponen sus vidas en peligro por las fuertes corrientes del Estrecho y las condiciones climatológicas. Los inmigrantes no son conscientes en la mayoría de los casos del peligro que corren, aunque últimamente vienen equipados con chalecos salvavidas y si hay mala mar no dudan en avisar por teléfono a Salvamento Marítimo en el momento de zarpar para que empiecen a buscarles. Extrañamente, entre los que cruzan a Cádiz unos llegan exhaustos y otros como si hubieran viajado en el ferry. Esa paradoja se explicaría si se confirmara la sospecha de la Guardia Civil de que hay barcos que los esconden en sus bodegas y los dejan en las toys cuando están a pocas millas de la costa española. Eso explicaría que haya barcas que aparecen en las playas gaditanas sin que las haya visto nadie cruzar pese a los sofisticados sistemas de vigilancia. Un oficial de la Guardia Civil ha confirmado a La Vanguardia que siguen de cerca los movimientos de los pesqueros de la zona.
El coronel Marcial Vázquez cree que cruzan en esas pequeñas lanchas porque agotan el dinero en las temporadas de espera en Marruecos. Una lancha de este tipo se puede comprar por 100 euros, mientras que una zodiac, con un motor de 15 caballos, cuesta alrededor de 6.000 euros.
A Gohore le cuesta hacer planes de futuro mientras aguarda en la Cruz Roja a que su marido salga del CIE. Lo que tiene claro es que su bebé nacerá en Algeciras. Sabe que ha tenido suerte, pero está segura de que si es devuelta a su país no volverá a emprender el camino pese a que en Costa de Marfil ha tenido que sufrir los estragos de la guerra. “Cuando empiezas el camino ya no puedes volver atrás, pero he sufrido demasiado para tener que hacerlo de nuevo”, dice Gohore sin perder la sonrisa.
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