España

La protesta de activistas marroquíes fuerza al cierre de la frontera de Melilla

Reivindicaron la entrega de las ciudades autónomas al país magrebí

La Voz de Galicia, alfredo valenzuela/Efe, 24-09-2012

La verja del paso fronterizo de Beni Enzar, el más importante de los cuatro que separan Melilla y Marruecos, se cerró ayer durante una hora por las protestas desarrolladas en la llamada tierra de nadie de un grupo de activistas marroquíes.

Convocados por el autodenominado Comité de Liberación de Ceuta y Melilla, los manifestantes llevaban banderas marroquíes y lanzaron proclamas a favor de la entrega al país magrebí de las dos ciudades autónomas españolas situadas en el norte de África. La protesta se desarrolló sin incidentes y estuvo vigilada por policías antidisturbios marroquíes. Tras una hora de cierre, la verja se volvió abrir, lo que posibilitó el tránsito de personas que se habían congregado a uno y otro lado del puesto fronterizo,

Esta nueva concentración, que tiene como telón de fondo las reivindicaciones sobre Ceuta y Melilla son para el profesor de Historia del Islam en la Universidad de Sevilla, Emilio González Ferrín, «un barómetro de inestabilidad social marroquí. Cada vez que se produce un bajón de popularidad en este país se azuza el viejo contencioso populista».

«La excusa histórica de este contencioso es que España nunca se retiró del todo de su protectorado en Marruecos, cuando lo cierto es que esas ciudades nunca formaron parte de ese protectorado, que tuvo su capital en Tetuán, y ya eran parte de España desde 1497 -Ceuta algo después, al ser portuguesa en primer término-», señaló este experto en temas árabes.

Ceuta y Melilla, el Sáhara en 1975, Perejil en el 2002 y las fricciones por asuntos de pesca e inmigración, según el profesor, forman parte del «natural toma y daca estratégico de viejos vecinos».

Tensiones internas

«El caso concreto de Perejil en el 2002, por ejemplo, acalló en su momento tensiones internas entre la corona marroquí y otros actores de la política interior, unas tensiones que bien podían haber llevado a un incierto 23-F en este país aprovechando la aparente debilidad de un rey joven que, merced a la útil tensión con España, consiguió fortalecer su poder», argumenta González Ferrín. El profesor destaca que, mientras tanto, el resto de España contempla a Ceuta y Melilla como «bastiones del pasado, en lugar de avanzadillas de futuro».

El gran asentamiento del islam en las ciudades autónomas se considera «como merma de españolidad, y no como un hecho natural, como es que cada vez hay más españoles musulmanes», explica este historiador. «Seguramente la cuestión de Ceuta y Melilla sea mucho más simple de lo que aparenta, y es que sus respectivas poblaciones son ya mayoritariamente de religión musulmana, pero a la hora de elegir uno de los dos pasaportes no habrá duda», reflexionó sobre la preferencia de la españolidad entre esta población. A esta circunstancia ha sumado el profesor la consideración de Ceuta y Melilla como particular «paraíso fiscal para numerosas fortunas medias marroquíes».

Según González Ferrín, la complejidad radica en que actualmente solo hay dos tendencias neoislamizantes en Ceuta y Melilla: la institucional marroquí o un Islam absolutamente salafista proveniente de predicadores con conexiones euroislámicas de corte político y radical.

Para el catedrático de la Universidad de Sevilla, «probablemente sea este un problema mayor que el de la etérea reivindicación marroquí de ambas ciudades; el Islam foráneo que va cuajando en los barrios más desfavorecidos de esas ciudades el del Príncipe en Ceuta y La Cañada en Melilla, muy especialmente es de un corte radical que se siente como amenaza por igual tanto en España como en Marruecos», un movimiento que se está abriendo paso en todas las democracias musulmanas.

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)