La emigración de personas que comenzó a acentuarse con el inicio de la crisis económica ha alcanzado un nuevo máximo durante el primer semestre de este año. En Euskadi, un total de 24.098 personas han abandonado la CAV y Nafarroa, de los cuales 3.605 eran vascos y el resto eran extranjeros que estaban aquí residiendo. La situación es mucho peor en el Estado ya que se han marchado 269.515 ciudadanos, de los cuales 40.625 tenían la nacionalidad española un 44,2% más que en el mismo periodo de 2011.

Según las estimaciones de población actual difundidas este martes por el Instituto Nacional de Estadística (INE), 269.486 personas han salido del Estado entre enero y junio de este año, frente a las 254.352 que lo hicieron un año antes. En 2012, 40.625 de estos emigrantes eran de nacionalidad española mientras que a 1 de julio de 2011 sumaban 28.168.

El mayor número de salidas, ya sean nacidos en el país o extranjeros nacionalizados, se produjo en el mes de junio, cuando se registraron 7.444 salidas. Le siguieron marzo, con 7.362 españoles camino del extranjero y mayo, cuando fueron 6.999 los que se marcharon. La cifra más baja del semestre fue la del mes de enero, con 5.952 casos, según los datos del INE.

Por perfiles, la estimación de población deja ver que hasta el 1 de julio salieron del país 21.089 españoles y 19.534 españolas, pero no desglosa por edades. Sí lo hace la estadística consolidada de 2011, de la que se desprende que a lo largo del año pasado emigraron 10.931 españoles de entre 18 y 30 años y un total de 15.582 de edad comprendida entre 31 y 40.

En cuanto a la inmigración, también se ha ralentizado con la crisis económica. En lo que va de año figuran 163.488 llegadas a España, 17.517 de las cuales fueron de españoles. Sin embargo, en el primer semestre de 2011 entraron 221.896 personas y de ellas 18.264 de nacionalidad española.

Una vez más, los datos arrojan un saldo migratorio negativo (23.107 españoles menos), tendencia que se ha ido apuntando a medida que avanzaba la crisis económica y que se consolidó en 2011, el primer año en una década que registró más movimiento de emigración que de inmigración en España, con una diferencia de 57.182 personas.

En total, el año pasado salieron de España 507.740 ciudadanos, frente a las 403.013 emigraciones registradas en 2010, y las 433.612 de un año antes. En estos tres mismos años entraron en el país 457.650, 465.169 y 480.974 personas, respectivamente.

europa, destino preferente Por comunidades, Catalunya es la comunidad autónoma del Estado que más población ha perdido, 87.655, de los que 8.115 son catalanes y 79.540 son foráneos. Le sigue Madrid con 48.769, de los que 7.728 son madrileños y 41.041 extranjeros, y a continuación se sitúa Andalucía con 20.438, de los que 4.797 son andaluces y 15.641 inmigrantes .

En cuanto al destino, Europa es un destino preferente. El Reino Unido 7.756 personas fue el más habitual en el continente el año pasado, seguido de Francia 5.264 y Alemania 4.408. En América, los países que recibieron más españoles fueron EE.UU. – 5.041- , Ecuador 4.182 , Venezuela – 3.033- y Argentina 2.931. A Marruecos marcharon 1.557 personas y a China, 987.

Aunque la mayoría no piensa moverse de su lugar de residencia, el 17% ha pensado en el último año en la posibilidad de vivir en otro país y otro tanto ha barajado mudarse a otra comunidad autónoma, según el Barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas de febrero de este año. Entre los ciudadanos que han barajado emigrar al extranjero, uno de cada cuatro se inclina por Alemania. Le sigue el Reino Unido 21%, Francia 15% y Estados Unidos 7,4%. Puestos a irse fuera, se sigue prefiriendo Europa: el 27,5% estaría muy o bastante dispuesto a moverse dentro del continente, frente al 20,6% que optaría por otras zonas del mundo. El 36% admitiría vivir en otro lugar del Estado. La razón principal para emigrar es encontrar trabajo o mejorarlo. Impulsaría a tres de cada cuatro dispuestos a irse a otros países europeos y a algo más del 70% de los que saldrían a otros continentes o regiones españolas. La cercanía de la familia y el gusto por la vida española influyen para quedarse más que el trabajo, según el CIS.