Historia de un viaje roto

La Verdad, PILAR DÍAZ, 18-07-2012

El fotógrafo Clemente Bernard, ayer, junto a algunas de sus instantáneas. :: L. M. M.

Las fotografías de Clemente Bernard cuentan la historia de una muerte. La de la joven Malika Laaroussi, de 22 años, que cruzó el Estrecho de Gibraltar en patera y nunca volvió a su hogar. Al menos, no con vida.

La visión de este artista dista mucho de la que ofrecen los medios de comunicación, llenos de historias repetidas sobre los sueños rotos de los inmigrantes que, con éxito o sin él, alcanzan las costas españolas.

Como dice el coordinador de la muestra ‘El sueño de Malika’, Nacho Ruiz, ésta «no es una exposición más, sino un evento cultural de primer orden». Especialmente en estos tiempos, cuando los españoles también se plantean la marcha a otros países. Malika nunca cumplió su sueño, pero esta exposición le pone nombre y apellidos a la que podría haber sido una historia más. «Quería contar algo nuevo sobre la inmigración, huir de las noticias sobre la llegada masiva de pateras», explicó ayer el autor en el Antiguo Cuartel de Instrucción de Marinería (CIM) de Cartagena. Bernard afirmó que le gustan las historias sencillas, sin andamiajes.

El objetivo de esta muestra, enmarcada en La Mar de Arte, es mostrar la realidad de la muerte de los inmigrantes del norte de África, con la mirada directa y cruda del fotógrafo pamplonés. Nadie sabe cómo murió Malika, ni cuál fue el motivo. En torno a estas preguntas se creó un velo de silencio entre los compañeros de viaje de la joven. Cuentan que la chica tenía fiebre y no tuvo fuerzas para saltar de la patera y alcanzar la costa. También que, cuando lo hizo, fue pisoteada por sus compañeros de travesía al llegar a la costa granadina de Motril.

La repatriación filmada

Esta exhibición es solo una parte del proyecto del mismo nombre que realizó Clemente Bernard en 2004, formado por un libro de fotografías en blanco y negro y una película de 19 minutos de la que el autor extrajo algunos ‘frames’, expuestos ahora como instantáneas en el CIM. Uno de los recursos estéticos que utiliza Bernard es la comparación de un grupo de imágenes, agrupadas por parejas, de la piel de Malika y de la playa donde murió. El visitante encuentra entre ambas imágenes una similitud casi idéntica, un gesto simbólico de que «nada es lo que parece», afirmó el autor. «Con estos dípticos, el público se introduce más fácilmente en la historia», sostiene Bernard.

El fotógrafo le dio rostro a esta triste realidad representada por Malika Laaroussi, y acompañó a la joven en su último viaje: de la playa a la funeraria y de ahí, a casa.

El entierro de Malika en Kashba Tadla (Marruecos) cierra el círculo de esta historia que, hoy en día, desprende una lectura muy distinta. «Nuestra visión de este viaje es diferente ahora, ya no hay desidia, nos sentimos más cerca del sueño de quien busca un futuro mejor porque nuestra realidad como ciudadanos ha cambiado en los últimos años», dijo el artista.

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