Todavía en la actualidad puede resultar extraño encontrarse a hombres lavando y planchando, pero en las naves de Gamarra de Cáritas los 16 inmigrantes que forman parte del proyecto Berjantzi se dedican a ello en cuerpo y alma. Allí llevan a cabo las labores de recogida y tratamiento de la ropa que la organización eclesiástica recibe y que destina a su posterior comercialización en las tiendas de segunda mano que tiene en las calles Bruno Villarreal y Sáez de Quejana.

Una iniciativa con más de diez años de recorrido que ahora arranca una segunda fase mediante la constitución junto con la red social Koopera de una cooperativa de iniciativa social, con la que se pretende dar ayudas económicas y becas anuales para 110 personas en situación de exclusión social.

De este modo, el programa desea ofrecer una doble ventaja en clave de sostenibilidad. Por un lado, económica, al brindar a personas en riesgo de exclusión social una vía intermedia de formación y trabajo remunerado durante tres años como máximo. Por otro lado, medioambiental, al reutilizar las 452 toneladas de ropa usada que reciben a través de su venta a precios asequibles en las tiendas del proyecto o destinándola a usos industriales.

El perfil se diversifica

A este nuevo proyecto podrán acceder todos aquellos ciudadanos en situación de exclusión que el servicio de empleo Lanbide estime oportuno, lo que permitirá dar salida al perfil de desempleo tan diverso que en los últimos años se ha generado a consecuencia de la crisis económica.

Un cambio de hábitos que Cáritas también ha notado, tanto en lo que respecta a la cantidad de ropa donada, es que ha descendido o es de peor calidad. También ha detectado el aumento de ventas de sus tiendas de segunda mano entre abril y junio de este año.