Primer escollo en la luna de miel
entreMarruecos y España desde
la formación del Gobierno de Rajoy,
enMadrid, y el del islamista
moderado del Partido Justicia y
Desarrollo (PJD) Abdelilah Benkirane,
en Rabat.
El ministro de Exteriores del
reino alauí, Saad Eddine El Othmani,
convocó este miércoles al
embajador de España en Rabat,
Alberto Navarro. AMarruecos le
ha disgustado queMadrid decidiese
unilateralmente destinar, a
partir del 1 de agosto, a guardias
civiles a las islas Chafarinas, situadas
frente a la costa marroquí
y a 50 kilómetros de Melilla.
Precisamente, elmartes de la
semana que viene se cumplirá
una década de la recuperación
por parte de España de la isla de
Perejil, uno de los mayores conflictos
de los últimos años entre
ambos países.
El ministro del Interior, Jorge
Fernández Díaz, hizo público el
inminente operativo en las Chafarinas
este lunes enMelilla. La
misión: trabajar en el control de
la inmigración clandestina y el
tráfico de drogas.
Las tres islas Chafarinas forman
parte de España desde
1848, y por su posición estratégica
y elmejor control en esa zona
se han convertido en escala de
las pateras que tratan de alcanzar
suelo español.
Un malentendido
Fuentes diplomáticas aseguraron
ayer a este periódico que en la
conversación entre El Othmani y
Navarro se rebajaron tensiones y
que se ha reconducido el malentendido.
Lo que no pudieron confirmar
es si se podrá cumplir la
fecha del despliegue anunciada
por Fernández Díaz.
El diario At Tajdid, próximo al
PJD, citaba ayer a fuentes cercanas
a El Othmani para añadir al
malestar de Marruecos las declaraciones
de Fernández Díaz en
Melilla sobre la Guerra del Rif y
el Desastre de Annual.
Por otra parte, asociaciones de
derechos humanos enMarruecos
denunciaron ayer redadas en
el norte del país desde la muerte,
en la madrugada delmartes, de
un suboficial marroquí en el paso
fronterizo de Farjana, cuando
300 inmigrantes subsaharianos
intentaban cruzar a España.
Según las fuentes consultadas,
a última hora de ayer había detenidas
386 personas en Nador y
cerca de 300 habían sido derivadas
a la de Oujda, en la frontera
con Argelia. Los mismos informadores
denunciaron prácticas
violentas en las redadas.