LOS DOCUMENTOS DE UN CONFLICTO EN EL BARCELONÈS NORD

Los papeles de Albiol

Los informes de los técnicos de Badalona sobre las tiendas paquistanís suman muy graves deficiencias con meros defectillos García Albiol niega una persecución especial al colectivo

El Periodico, CARLES COLS / Badalona, 11-07-2012

Al alcalde Xavier García Albiol le pareció todo un despropósito lo que se supone que ha sido la primera huelga paquistaní de España. La organizaron los comerciantes de la calle de Xile la última semana de junio por lo que consideran una desmedida persecución del Ayuntamiento de Badalona, que aseguran que les acosa con unas desmedidas inspecciones en sus locales. Ellos aseguran que los técnicos municipales les penalizan con gruesas multas, a menudo solo por la suma de pequeños defectillos: un enchufe en mal estado, una rejillla no homologada, una etiqueta exclusivamente en urdú…

Este no es un conflicto en el que sea fácil ejercer de rey Salomón. Si uno se mete lo más fácil es que el niño termine partido en dos mitades. Pese a ese riesgo, este diario ha tenido acceso a una decena de expedientes tal cual los redactaron los inspectores municipales. No son hombres de Albiol. Ya estaban ahí, en las dependencias municipales, antes de que el PP se hiciera con la alcaldía. La lectura de los informes, no puede calificarse de apetitosa. Reveladora puede que sea un calificativo más adecuado.

Inspección realizada el 26 de octubre del 2011. Total deficiencias, 38. El personal no tiene a mano el plan de capacitación en seguridad alimentaria. Tampoco hay plan de limpieza y desinfección. Tampoco lo hay de control de procedencia de la carne que allí se vende (es, claro, una carnicería). No hay control de las temperaturas de las neveras. El cubo de las basuras no cierra correctamente. El local no dispone de agua caliente para lavar manos y cuchillos. Hay cristales rotos en el expositor de carnes, que además no están rotuladas. No hay termómetros en las neveras y congeladores. Hay productos alimentarios en contacto directamente con el suelo. En la cámara frigorífica la carne gotea sobre los pollos. Los dependientes despachan en ropa de calle. El informe continúa, pero el resumen ya permite que cada cual saque sus conclusiones.

Otros establecimientos inspeccionados, visto el informe, queda claro que son de aquellos en los que hay un poco de todo. El 15 de diciembre, por ejemplo, los inspectores anotaron 23 deficiencias bien dispares en un local. La número 19 parece un chiste: «No dispone de un recipiente adecuado donde guardar las pinzas de las gominolas». La 22 no hace gracia: «Observamos productos alimentarios en mal estado (presencia de gusanos)». La tienda, señalan los inspectores, no está limpia. No debería extrañar. El punto número 9 es una posible explicación: «No disponen de agua potable en el establecimiento».

El récord entre la decena de expedientes a los que ha tenido acceso este diario lo ostenta un local inspeccionado también el 26 de octubre del 2011. Suma 45 deficiencias. En ese caso podría llegar a aceptarse las tesis de los propios paquistanís de que el celo parece a veces excesivo. «La iluminación es insuficiente en el almacén de la harina». «Los estantes están sobreocupados». «El congelador de helados presenta placas de hielo». «Las neveras de Pepsi y Coca-cola tienen algunos estantes oxidados». Otras anomalías sí que son, al menos tal y como las cuentan los inspectores, de esas que asustan, pero es cierto que a ese récord de 45 se llega con el contador de revoluciones algo acelerado.

Se podría seguir a partir de aquí con la disección de los informes, pero resulta repetitiva. Mejor recabar, pues, la conclusión del propio alcalde, a la vista de las acusaciones que formularon contra él los afectados.

Exentos de impuestos

«No se inspecciona a nadie por ser de nacionalidad paquistaní, pero ser de una nacionalidad en concreto no da derecho en España a vender carne con gusanos o caducada», afirma el alcalde. Es García Albiol en estado puro. En una conversación con él salen, por ejemplo, las leyendas que suelen circular a pie de calle sobre los inmigrantes . Una habitual es que están exentos de pagar algunos impuestos. Los propios inmigrantes saben que se dice eso sobre ellos y no salen de su asombro. El alcalde, sin llegar a ese extremo, aprovecha para echar algo de gasolina al fuego. «En cierto modo es cierto que pagan menos impuestos. Si un establemiento prescinde de un frigorífico cuando lo obligado es que lo tenga, se ahorra los impuestos de ese electrodoméstico», acusa el alcalde. Es un argumento alambicado. Es García Albiol.

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