Rafaela Virella es una de las responsables del Proyecto Hogar Palma – Palmilla, una iniciativa que pretende dinamizar la barriada en la que vive desde hace más de treinta años. Es una de las personas que ha visto nacer y crecer este plan, que arranca en 2012, y que ya ha empezado a dar sus frutos con apuestas como el huerto urbano o el taller de personalización de cascos para fomentar su uso entre los jóvenes. El objetivo es que nadie vuelva a ver a la Palmilla como una zona marginal de Málaga, sino como cualquier otro barrio de la capital.

- ¿En qué consiste el Proyecto Hogar Palma – Palmilla?

- Se trata de un Plan de Acción Integral para mejorar los barrios de la Palma, Palmilla, Virreina, 720 Viviendas, 503 Viviendas y 26 de Febrero. Las distintas mesas de trabajo formadas por técnicos y vecinos de estas zonas han desarrollado 73 propuestas que, en un plazo de diez años, van a suplir las carencias de esta zona. Arrancamos este año 2012 pese a la crisis y estamos esperando que la Junta de Andalucía – que aporta el 75% frente al 25% del Ayuntamiento – nos diga con qué presupuesto vamos a contar.

- Las administraciones ya habían puesto en marcha otros planes que no han logrado cuajar en la barriada. ¿En qué se diferencia este?

- La diferencia es que los anteriores no habían tenido en cuenta a los vecinos de la Palmilla. Antes de redactar el plan comunitario, hemos realizado durante varios años un diagnóstico del barrio, para ver qué problemas son los que quieren resolver sus vecinos y quiénes estarían dispuestos a participar. De hecho, las mesas de trabajo están formadas por vecinos y ellos deciden qué cuestiones tienen más prioridad.

- ¿Y cuáles son los problemas las más urgentes?

- Sobre todo, el empleo. Actualmente podemos tener una tasa de paro del 80%. Muchos habitantes de la Palmilla eran oficiales de la construcción que no pueden acreditar su formación. Tenemos escasez de títulos en el barrio, pero no de experiencia.

- ¿Qué está haciendo Proyecto Hogar para bajar las altas cifras de paro?

- El plan comunitario es en sí una forma de reactivar el empleo en el barrio. Queremos que se contrate a los propios vecinos para los arreglos o las construcciones que se van a derivar del proyecto. Así conseguimos dos cosas, reducir el desempleo y que los vecinos hagan suyas las mejoras, porque si han intervenido en su construcción van a cuidarlas más.

- ¿Lo dice porque han tenido problemas para mantener las inversiones que se han hecho en espacios públicos y zonas comunes?

- No siempre se han conservado como debían. Precisamente el otro punto clave del plan es la educación, que es el tronco, la base necesaria para que funcione todo lo demás y que se mantenga lo que logremos. Los vecinos deben aprender que su casa no acaba en la puerta de su casa y que su barrio también es su hogar.

- Hablando de educación, uno de los problemas del barrio es el alto índice de absentismo. ¿Sigue siendo una tarea pendiente?

- Desgraciadamente, muchas familias aún no son conscientes de la importancia de que sus hijos vayan a la escuela. En este sentido, creemos que la Fiscalía de Menores debería ser más exhaustiva en el barrio y que tome las medidas oportunas para presionar a los padres.

- Desde hace varios años, la comunidad inmigrante ha ido creciendo en la barriada. ¿Cómo es la convivencia?

- Surgen algunos roces y rivalidades porque en la Palmilla hay una gran diversidad de culturas. En los últimos tiempos, hemos visto crecer algunas actitudes xenófobas debido a la crisis económica. En Proyecto Hogar tenemos una mesa de inmigración que trata de resolver conflictos.

- ¿Y cómo se puede atajar la presencia de droga en el barrio?

- Ese tema es más complicado y me temo que nos sobrepasa. Ahí solo podemos pedir más presencia policial y hacer una labor preventiva con los chicos del barrio en el colegio.