Las estadísticas parecen desmentir el pregonado ocaso norteamericano. China, la superpotencia emergente, la que amenaza la supremacía mundial estadounidense, no ha conseguido que los asiáticos dejen de sentir pasión por el fulgor de la conquista del oeste.
En lo que se considera como un cambio histórico en las olas migratorias, los que llegan procedentes de esos países asiáticos, incluidos los chinos, se han convertido en el grupo mayoritario de los que protagonizan el cruce de la frontera. Esto supone el mayor incremento y el más rápido entre los grupos raciales del país.
Así lo indica el informe que ayer publicó el Pew Research Center, una organización sin adscripción política con base en Washington. El retrato de este colectivo también presenta una diferencia cualitativa. Estos nuevos residentes exhiben una educación superior a otros colectivos. Seis de cada diez adultos (61%) entre los 25 y 64 años que han llegado de Asia en los últimos años tienen el grado de bachillerato. Es el doble que el resto.
El documento señala que el liderazgo cuantitativo se justifica en buena medida por la importante desaceleración en la entrada de hispanos en los últimos tres años. El impacto de las crisis económica en EE.UU. que ofrece menos posibilidades laborales y un creciente ambiente de hostilidad, en Arizona o Alabama, por citar dos ejemplos, es uno de los factores que explican este frenazo.
Pero tampoco se ha de olvidar el factor del miedo provocado por el incremento de las deportaciones durante el mandato del presidente Barack Obama, o el refuerzo de la vigilancia fronteriza. Otro elemento que influye es la menor tasa de nacimientos en México, principal cantera de los buscadores indocumentados del sueño de la tierra prometida.
En el 2010, un total de 430.000 asiáticos se establecieron en Estados Unidos, cifra que representa un 36% del total de los nuevos inmigrantes. En cambio, los que hicieron el viaje desde el sur del continente americano se quedaron en 370.000, un 31%.
Estos números significan una giro absoluto comparado con el 2007, cuando todavía no se había producido el pinchazo financiero. Entonces, los hispanos, que han perdido un 31%, sumaron 540.000, por 390.000 asiáticos.
Sin embargo, los hispanohablantes siguen siendo la mayor de las minorías, con casi 52 millones, por 18,2 de asiáticos, y tras ser la principal fuerza que ha hecho que las minorías sumen más bebés que la mayoría blanca.

El informe, de 214 páginas, subraya que el colectivo de los asiáticos americanos es “el que tiene los ingresos más elevados, la mejor educación y el grupo racial que más crece”. Además, el documento indica que estos son los que muestran un nivel de satisfacción superior con “su estilo de vida, la economía doméstica y la dirección del país”. A su vez, le dan más valor que otros estadounidenses al matrimonio, la relación padres e hijos o al “trabajo arduo y el éxito en sus carreras”.