Existe la creencia para unos realidad y para otros leyenda de que para obtener un piso de protección oficial nada mejor que ser inmigrante. Según esta forma de ver las cosas, los extranjeros que llegan a Euskadi, además de tener subvenciones y toda clase de facilidades que no reciben los autóctonos, también son agraciados con viviendas que dejan de recibir los de aquí de toda la vida.
Pero sucede todo lo contrario, según un estudio elaborado por el Observatorio Vasco de la Vivienda, que ha analizado la relación entre la población extranjera y la demanda de Viviendas de Protección Pública (VPP). El contenido del informe ha llevado a los responsables del Departamento vasco de Vivienda a la conclusión de que los datos «contradicen cualquier prejuicio relativo a un tratamiento diferencial, específico o preferente respecto a la orientación de las políticas públicas de vivienda hacia la población inmigrante como categoría colectiva de usuarios». O lo que es lo mismo, no es cierto que ser inmigrante suponga una ventaja frente a los autóctonos a la hora de adquirir una vivienda de protección.
En realidad, la idea de que existe una especie de discriminación positiva en favor de los inmigrantes tiene algo de base. Por ejemplo, es cierto es que el número de extranjeros inscritos en Etxebide entre 2005 y 2011 ha crecido a un ritmo muy superior a su presencia en el País Vasco. Mientras la población inmigrante casi se duplicaba en este período, el número de demandantes extranjeros de vivienda protegida casi se cuatriplicaba. «Cada vez es mayor la proporción de extranjeros que optan por tramitar su alta en Etxebide», indica el estudio.
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