Ayer puso el remate al homenaje y la retrospectiva que la Filmoteca de Catalunya ofrecía del director Costa – Gavras la última película de este director, «Edén al Oeste», y una pequeña multitud se agolpaba a la entrada minutos antes de las cinco de la tarde, lo cual, en estos tiempos de salas vacías, resultaba o un milagro o un pequeño acto de insurrección contra el panorama actual acabamos de vivir el fin de semana con menos espectadores en las salas desde que hay sistemas de recuento. Público a la espera de ver una película, y con el añadido sorpresa de la presencia del director y presidente de la Cinemateca francesa.

Costa – Gavras tiene una de esas filmografías tan llena de acentos como un saco de esdrújulas, con películas como «Z», «Estado de sitio», «Desaparecido», «La caja de música», «Amen» o la proyectada «Edén al Oeste», y que lo convierten en un cineasta «político». De hecho, la curiosidad de la Prensa ayer estaba obsesivamente centrada en sus opiniones sobre la situación política actual y concretamente sobre la próximas elecciones griegas. «Grecia vive una tragedia (algo que lleva impreso en su milenario ADN) y tiene que vivirla hasta el final, con la idea de que luego llegue la catarsis».

De todos modos, Gavras quiso escabullirse de su calificativo de «cineasta político» con un ejemplo realmente espectacular: «Yo hago películas sobre lo que veo o intuyo a mi alrededor, pero creo que es mucho más político el cine que hace, por ejemplo, Schwarzenneger, que el que yo hago; lanzas al mundo el mensaje de que con músculos y armamento se salvará».

Habló también de su idea de Europa, que debería ser más educativa, más cultural y no esa apariencia de supermercado que persigue, y señaló su indignación contra los «dirigentes que no dirigen, porque están al dictado de los grandes Bancos y corporaciones que son quienes dirigen el mundo. Es la nueva religión: el dinero».

«Edén al Oeste» trata sobre la peripecia de un joven que entra ilegalmente en la Unión Europea y Costa – Gavras mezcla en ella tanto el drama como un cierto humor negro. Es una película que hizo en el 2009 y comprende que la situación del inmigrante ha cambiado sustancialmente con la crisis brutal y sostenida de Europa. También habló de su próxima película, que se titula «El capital» y que trata de la relación de un personaje con esa nueva religión, el dinero.