SUCESOS

Un joven de 21 años muere apuñalado por el exmarido de su pareja en Bilbao

La Ertzaintza busca al agresor, un argelino de 36 años, que huyó del lugar

Diario Vasco, - JESÚS J. HERNÁNDEZ | BILBAO., 04-06-2012

«La Policía tenía que haber ‘metido mano’ en ese edificio. Había de todo». María José tiene problemas para dormir y estaba la noche del sábado, «como siempre», en la ventana de su casa, situada justo enfrente del portal número 1 de la calle Cortes, en Bilbao. Era poco más de la medianoche cuando vio «salir corriendo a un chico con un jersey rojo que se fue por las escaleras hacia Miribilla. A los cinco minutos, llegó la Policía». En un primer momento, pensó que se trataba de «un robo» pero al ver muchas patrullas, periodistas e investigadores policiales con batas blancas sospechó que era «más grave».
En el quinto piso, un hombre de origen argelino de 36 años había acabado con la vida de la actual pareja de su exmujer. La víctima, a la que la Ertzaintza encontró tendida en un descansillo del portal con varias puñaladas, murió poco después a causa de las heridas. Era de origen marroquí y tenía 21 años. Había pasado la tarde con la hija de su compañera, de siete años, practicando deporte en las piscinas de Miribilla mientras la madre acudía con el mayor, de once, a la casa de la abuela en Barakaldo, donde esperaban pasar la noche. Después del apuñalamiento, la más pequeña tuvo que ser acogida por un vecino.
María José, de 78 años, conocía al hermano de la víctima. El mismo sábado habló con él desde su ventana. Le preguntó por su pierna porque, al igual que ella, andaba hacía tiempo con muletas. Ella le había prestado las suyas, «se las tiré a la calle desde mi piso», el día que se lesionó. Cuando se saludaron, el hermano estaba regresando al domicilio familiar porque había escuchado el ruido de sirenas y quería interesarse por qué había pasado. Respondió a su vecina que ya estaba «mejor» y se encaminó al cordón policial. No podía imaginar que tendría que ser atendido, pocos minutos después a las 0,45 horas, preso de un ataque de ansiedad al conocer lo sucedido.
La Ertzaintza, encargada de las diligencias, continúa la búsqueda del sospechoso, que no ha dado frutos hasta el momento. Eugenia, vecina del barrio, les vio ayer «buscando con una linterna por la barandilla que sube a Miribilla». De la pareja del fallecido, una chica de 29 años, sólo sabe que «está divorciada» y conoce «de vista al hermano, que es marroquí y le llaman Mohamed». También a la madre de ambos, una «mujer que tendrá treinta y pocos años».
En el portal número 1 no tienen muchas más referencias. «Aquí, hay varios ‘pisos patera’. Ves gente un día y no te la vuelves a encontrar», describe Félix, un residente de la escalera derecha. Leila, que comparte nacionalidad con la víctima mortal, llegó «hace un mes» a la comunidad y tampoco les conocía. «Sólo sé que esa noche hubo mucho lío».
La Dirección de Víctimas de la Violencia de Género apuntó a «los celos» como el móvil de un homicidio que condenó «enérgicamente». En el quinto piso, la puerta del domicilio ha sido tapiada con maderas, hay unas velas en el suelo a modo de altar improvisado.

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