Lohammy Castro está hundida, pero no tira la toalla. Casi no ha probado bocado desde que supo que su hijo podría estar en peligro e incluso muerto. Pese a la tristeza que le invade, «ni ella ni el resto de la familia hemos perdido la esperanza de encontrar con vida a Johan David», como indicó su cuñada Laura. La joven inmigrante boliviana está recibiendo el apoyo de varios familiares en Valencia. Ella «no se encuentra en condiciones de hablar», aseguran, y son estos parientes próximos los que atienden con educación las continuas llamadas al teléfono que figuraba en los carteles que repartieron para localizar al menor. Durante la mañana, Lohammy estuvo recogiendo la ropa de su hijo y por la tarde esperaba poder reunirse con la policía en busca de respuestas.