El sábado pasado, un inmigrante afgano apuñaló a un joven en la ciudad griega de Patras.

ATENAS. Ayer, a modo de venganza, un gran número de vecinos se echó a las calles a la caza de las decenas de personas extranjeras que viven en una fábrica abandonada cercana.

Es una escena que comienza a no sorprender demasiado en Grecia, donde el partido neonazi Amanecer Dorado ha logrado colocar a 21 diputados en el parlamento y el discurso antiinmigrante ha ganado cierto peso.

Simpatizantes de la agrupación, armados con cascos y palos, se unieron a los vecinos en la lucha campal contra la policía, que trataba de impedir que los neonazis llegaran a la fábrica. Los bomberos también tuvieron que intervenir para sofocar pequeños incendios causados por los ultraderechistas.

Al caer la noche, el ambiente se volvió aún más violento. Los manifestantes cortaron carreteras con barricadas y agredieron con palos a la policía, que desplegó gran número de antidisturbios. El saldo final, 9 heridos y solo 3 detenidos.