Catalunya aplicará todas los cambios que establece la reforma sanitaria del Gobierno, salvo la exclusión de los inmigrantes sin permiso de residencia. “Tendrán asistencia primaria, además de la pediatría, el control del embarazo y la atención en urgencias”, asegura el conseller Boi Ruiz. Los simpapeles mantendrán su médico de familia y el resto de los servicios de la asistencia primaria porque desde el Departament de Salut se considera una medida de salud pública, para que esas personas a las que ahora se les retira la asistencia no acaben convirtiéndose un peligro para la salud de los demás. “Cuando una persona necesite una diálisis u otro tratamiento hospitalario, se estudiará caso a caso”, apunta el conseller.

El próximo 23 de junio se pondrá en marcha otra particularidad catalana, el cobro de un euro por cada receta hasta un máximo de 61 euros al año, que se sumará a partir de julio a los nuevos copagos recién decretados.

En todo caso, y al margen de lo que pague por el medicamento, cada vez que un paciente acuda a la farmacia con una receta electrónica o de papel, “al pasar su tarjeta sanitaria, se activará el contador”, explica Antoni Gilabert, responsable de Atenció Farmacèutica del Catsalut. “Y cuando ese contador llegue a 61 euros, que es el tope anual, aparecerá una alerta en el ordenador de la farmacia que le indicará que ya no ha de cobrársele más tasas ”.

Aunque los responsables políticos han insistido en que el límite es de cinco euros al mes, lo cierto es que el contador irá sumando hasta llegar a 61, se consuma al ritmo que se consuma, lo que puede resultar más gravoso de lo insinuado para una parte de los pacientes que acuden a la farmacia con un buen número de recetas.

“Sólo el 16% de los pacientes llegará a los 61 euros al cabo del año”, asegura el doctor Gilabert. “El 50% no pagará más de 10 euros, porque no compra más de esa cantidad de medicamentos”. La Generalitat espera recaudar unos 80 millones.