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"Los inmigrantes no abusan de la sanidad"
Deia, , 13-05-2012gasteiz. Auspiciado por intereses muy concretos y bastante turbios, se va instalando en la sociedad vasca y española la idea errónea de que los inmigrantes abusan de la sanidad y que saturan nuestras urgencias, lo que, en consecuencia, puede hacer insostenible el sistema sanitario universal y gratuito como hasta ahora. Entre los adalides de esta criminalización que se cierne contra estos colectivos se halla en primera fila el PP de Rajoy y Gallardón en el Estado, y su discípulo aventajado en Euskadi, el incontinente verbal Antonio Basagoiti, que para no perder protagonismo público no duda en lanzar en su blog bravatas como que la sanidad debe ser para todos, pero primero para los de casa. “Se está haciendo una clasificación entre ciudadanos. ¿Qué significa esto de primero para los de casa? ¿Quiénes son los de casa: los que hemos venido de otras regiones aquí, los españoles, los extranjeros regulares que incluso pueden dejar de serlo?”, se pregunta escandalizado Javier Galparsoro, el veterano y activo presidente de la Comisión de Ayuda al Refugiado en Euskadi.
El doctor Javier Gil, de la Unidad de Cuidados Intensivos del hospital de Cruces es voluntario de la organización Médicus Mundi desde el año 94. “Desde su fundación, la organización se niega a colaborar en la segregación de exigir la tarjeta sanitaria, porque la salud es un derecho universal y de acceso gratuito para todas las personas independientemente de lo que aporta. Si estamos en 50.000 guerras, sería ilógico que defendiéramos una postura diferente en África y otra aquí. La salud es un derecho universal”, zanja este experimentado especialista, a pesar de que acaba de cumplir 44 primaveras.
en osakidetza En los últimos siete años, Osakidetza ha concedido tarjetas individuales sanitarias a cerca de 100.000 inmigrantes empadronados en Euskadi. Según las cifras ofrecidas por el consejero Bengoa en el Parlamento, entre 2005 y 2011, el Servicio Vasco de Salud concedió 95.294 tarjetas sanitarias a extranjeros empadronados en pueblos y ciudades vascas: 51.322 fueron expedidas a inmigrantes residentes en Bizkaia; 28.418 tuvieron como beneficiarios a residentes en Gipuzkoa; y 15.554, a empadronados en Araba. Algo más de la mitad de los receptores, un total de 48.944, son extranjeros que no trabajan y que, por tanto, no cotizan a la Seguridad Social.
La distribución entre extranjeros activos e inactivos varía mucho en función de la provincia. Mientras que en Araba y en Gipuzkoa son muchos más los inmigrantes con tarjeta sanitaria activos que los inactivos – 60,3% frente a 39,7% en el caso alavés y 63% frente al 37% en el caso guipuzcoano – , en Bizkaia ocurre justo lo contrario. En este último territorio sólo uno de cada tres extranjeros con tarjeta sanitaria individual tiene trabajo.
Por otro lado, el número de tarjetas provisionales para recibir asistencia puntual concedidas a inmigrantes empadronados en Euskadi entre 2005 y 2011 supera las 3.400.
Sin embargo, uno de los pocos estudios conocidos, elaborado por colectivos de médicos de primaria, desmiente la creencia popular de que la población inmigrante sobrecarga el sistema sanitario.
Del mismo se desprende que los inmigrantes van con menor frecuencia al médico y consumen menos fármacos que la población local. Las cifras son claras: vienen 6,4 veces al año al centro de salud de Atención Primaria frente a los 11,1 visitas de la población autóctona.
rebaja asistencial “Es cierto que hay inmigrantes que vienen al hospital sobre todo por los niños. Puede haber un cierto turismo familiar. Pero nuestra misión es informarles, derivarles a otros servicios. El porcentaje de abuso es muy, muy pequeño”, explica por experiencia propia este pediatra del hospital de Cruces, al tiempo que califica de auténtica falsa creencia popular que este colectivo de pacientes sean la causa de una disminución en la calidad de la atención sanitaria.
Para el especialista del hospital de Cruces y voluntario de Médicus Mundi, lo que en realidad se ha abusado ha sido de una asistencia sanitaria, sin límites, de alto coste, de tratamientos cuyo coste – efectividad no estaba demostrado, por ejemplo, en tratamientos de reproducción asistida. En lugar de reconocer el despilfarro se desvía el foco de atención. “Cuando uno ve amenazados estos mensajes se echa la culpa a otros, a los extranjeros”, añade. “Independientemente de su procedencia, todas las personas deben de tener prestación sanitaria. El Estado debe de garantizar los servicios básicos que empiezan por la atención primaria; la especialidad vendrá después. Lo que sí tenemos que hacer todos, autóctonos y extranjeros, es poner límites al consumo”.
populismo barato Aunque el Gobierno de López haya asegurado que no dejará sin asistencia sanitaria a los inmigrantes irregulares en Euskadi, la preocupación aumenta entre las ONG, ya que la consejera de Educación, Isabel Celaà, aseguró lo mismo y los “tijeretazos” en la enseñanza en general, y en euskera en particular, se hicieron antes del decreto del Gobierno central.
Desde SOS Racismo de Euskadi vinculan el eslogan el primero los de casa y luego los demás al populismo barato de algunos líderes que buscan réditos a corto plazo, ya que en tiempos de crisis, la población tiende a echar la culpa a los otros. “Habría que hacer un ejercicio de realismo, ya que la crisis nos afecta a todos. La clase política tendría que generar empatía hacia los derechos de estos colectivos. Frases y comentarios como los del popular Antonio Basagoiti no contribuyen en absoluto a eliminar los estereotipos”, remacha.
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