Como los de Bilbao, los altos cargos del gobierno de Bildu nacen donde les da la gana, aunque reclamen a los demás carné de independentista en regla. El último «fichaje» del gobierno de Martin Garitano en Guipúzcoa se hace llamar Marcos Nanclares Hermosa (Madrid, 1970) y ocupa desde marzo el sillón de director general de Migración y Diversidad.

Un cargo de reciente creación, al que Nanclares no confundir con los díscolos de ETA – llega avalado tras una «larga trayectoria» en el sindicato «abertzale» LAB, donde educó a sus correligionarios en la «diversidad y el plurilingüismo», según se ofrece en su currículum. Garitano, su jefe, destaca de él su experiencia en el sector de la «integración social» de los de «fuera de Euskal Herria» en términos del interesado – , así como su esforzada condición de «euskaldunberri» o vascoparlante de nuevo cuño. Y defiende su incorporación: «La migración es un asunto candente, que preocupa a todo Occidente».

Pero como le va en el sueldo, el «integrador» integrista de Nanclares compartió su solución integral con «Gara»: «Tendremos que ser capaces de crear alianzas con las personas que han venido de fuera para incorporarlas al proceso de independencia», opina, convencido de que a más soberanismo, mayor integración.