IBA a hablarles del PP y de esa atracción fatal que, a golpe de titular, está uniendo a Esperanza Aguirre y Martin Garitano en su defensa institucional por la implantación de peajes en las autovías donde, hoy por hoy, se circula por la patilla, previo pago del correspondiente seguro, la gasolina, el permiso de circulación, la ITV, los neumáticos en buen estado y paro de contar. Porque me he dado cuenta de que sería el tercer sábado consecutivo calzando críticas – iba a decir hostias, pero eso es en otro sitio – a este Gobierno de escote, no me entiendan mal, que busca que cada uno se pague lo suyo: los automovilistas, las carreteras; los enfermos, el médico, las medicinas y la hospitalización… para acabar ya con el cuento ese de la bolsa común para sanidad, paro, educación, pensiones y demás lujos de aquellos tiempos en los que “vivíamos por encima de nuestras posibilidades”, como tantas veces nos repiten. Para qué aportar un poquito cada uno para que lo coja el que lo necesita, mejor ser egoístas y el que tenga el problema que arree. Y si es inmigrante y quiere atención médica, que se pire a su país, como insinuaba Basagoiti antes de mirarse al espejo y empezar a matizar lo inmatizable. No sé si tenemos una crisis económica, como venimos contando en las páginas de Economía, o es ya una crisis de valores por escuchar tanto ataque a las personas en nombre del dios dinero. Iba a hablarles de Garitano y Espe pero me he pasado por la página 70 y de repente los he imaginado como Mazinger Z y Afrodita A colocando peajes en nuestras carreteras y, oiga, los he visto tan felices…