Economía e inmigración, claves para lograr la presidencia francesa

Sarkozy y Hollande marcan sus diferencias en casi todos los temas que afectan a la vida cotidiana de los franceses.

El País, Ricardo Martínez de Rituerto , 03-05-2012

Los miles de seguidores de Nicolas Sarkozy concentrados el martes en el Trocadero parisino dejaban el lugar espoleados por las palabras y el espíritu arrolladoramente combativo de su candidato, pero cruzando los dedos y confiándolo prácticamente todo al debate televisado, en el que, pronosticaba una chica joven, Sarkozy iba a "a comer a Hollande con patatas”. Otra mujer esperaba que su hombre (las estadísticas revelan que el presidente en funciones atrae más voto femenino que su rival socialista) sacara buen provecho del levantamiento de la veda de la pesca de la anguila: “Hollande es como una anguila, escurridizo, blando, que se escabulle sin hacer frente a los problemas”. Las dos anunciaron que iban a estar, como decenas de millones de franceses, pegadas a la televisión, para asistir a un debate dividido en cuatro áreas que pavimentan el camino al Elíseo en 2012: economía y social, sociedad, estilo de gobernanza e internacional.

“¡Tres días!, ¡Nos quedan tres días para explicar y convencer!” fue como despidió a los suyos Sarkozy, bien sabedor de que el todo o nada se juega esta noche en televisión. Él hubiese querido tres debates para confrontar “programas, personalidades y experiencia”, señal de que ve un solo como insuficiente, pero uno es lo que hay porque al Hollande-anguila, en la posición de fuerza que le dan los sondeos, le bastó ampararse en los antecedentes de otras presidenciales con debate único para eludir la trampa que le tendía su rival.

Hollande viene esgrimiendo desde el principio de la campaña un inamovible programa de 60 medidas para el cambio que contrasta con el programa más flexible (veleta, dicen sus críticos) del presidente candidato, quien lo mismo incluye sobre la marcha un llamamiento a cambios en el Banco Central Europeo (BCE) para hacerle más sensible a estrategias de crecimiento, como hizo en la primera vuelta, que asume medidas del programa del Frente Nacional para atraerse a esos millones de electores que necesita para seguir en el Elíseo.

Economía y social

Francia tiene una tasa de desempleo del 10%, que Sarkozy se propone combatir formando a los desempleados para crearles capacidades que les hagan empleables al tiempo que se les exigirá aceptar las ofertas de trabajo que puedan recibir. El presidente reducirá las cargas sociales a las empresas que contraten trabajadores mayores de 55 años. Hollande habla de crear 150.000 nuevos empleos en los barrios desfavorecidos y propone otros 500.000 de los llamados contratos de generación, acuerdos a cinco años en las empresas para que trabajen codo con codo veteranos y jóvenes. Un presidente socialista aumentará el coste del despido en las sociedades que tengan beneficios.

Sarkozy mantendrá la edad de jubilación, que él ha subido a los 62 años, y para los retirados propone que se les abone la pensión el día 1 de cada mes, frente al 8 actual. Hollande devolverá la jubilación a los 60 años para quienes tengan cotizados 41,5 años. El socialista actualizará el salario mínimo (ahora, del orden de 1.100 euros netos) en función de la evolución del PIB y no de la inflación.

En el ámbito fiscal, el acusado de ser el presidente de los ricos se propone forzar a los exiliados fiscales a liquidar en Francia la diferencia entre sus declaración de la renta fuera y en el país. El socialista introducirá un nuevo tramo del 45% para las rentas superiores a los 150.000 euros anuales y una tasa del 75% para los ingresos que sobrepasen el millón.

Sociedad

El candidato de la Unión por un Movimiento Popular (UMP), grupo perteneciente al Partido Popular Europeo, se opone al matrimonio entre homosexuales y a que puedan adoptar, al contrario que el socialista, que acepta tales matrimonios y adopciones.

En la esfera de la Educación , en continua degradación en Francia, Sarkozy quiere eliminar la uniformización en las aulas y potenciar las plazas de excelencia. Rectifica una anterior medida y acepta que en su hipotético segundo mandato los profesores de primaria jubilados sean íntegramente sustituidos. El presidente también se propone reforzar la formación profesional. Hollande habla de reducir a la mitad el fracaso escolar en Francia durante su lustro presidencial, en el que promete contratar 60.000 profesionales de la educación y mejorar el sueldo a todos.

Como en Francia hay demasiados inmigrantes, según Sarkozy y el 52% de los franceses, el presidente candidato reducirá casi a la mitad en los próximos cinco años el número de inmigrantes legales admitidos, que pasarán de los 180.000 actuales a 100.000 en 2017. Hollande, consciente de ese 52%, propone que la cuota de ingresos sea debatida anualmente en el Parlamento.

Estilo de gobierno

La impetuosidad congénita del presidente en ejercicio, forzado además a tomar la iniciativa, choca con la placidez del socialista, también bueno en el debate cuerpo a cuerpo. El estilo agresivo y chillón de Sarkozy le ha hecho perder apoyos entre los franceses, ante los que ha entonado el mea culpa y ha reconocido no haber estado a la altura de la función presidencial.

Internacional

Es un monopolio de Sarkozy, que presentará como propios triunfos que como el haber parado la invasión rusa de Georgia en 2008 o haber borrado de la escena a Muamar el Gadafi en Libia, logros que no hubiese conseguido de no haber alcanzado Moscú sus objetivos en el país caucásico o sin el crucial apoyo logístico en la campaña libia.

En Europa, el presidente aboga por dar más dentadura, y mayor control de los Estados, al Tratado de Schengen, junto al sobrevenido interés por aumentar las atribuciones del BCE para que incluya entre ellas el crecimiento económico.

En esto sigue los pasos de Hollande, tan neófito en la política exterior que ningún jefe de Estado o de Gobierno ha querido recibirlo mientras fuera el rival electoral del consagrado Sarkozy. Ambos candidatos defienden la retirada francesa de Afganistán, que si Sarkozy quiere para finales de 2013, el socialista se propone poner en marcha en cuanto llegue al Elíseo.

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