Hollande y Sarkozy, en busca del voto ultra de Le Pen

La izquierda cierra filas con el socialista Hollande. La extrema derecha embiste a Nicolas Sarkozy

ABC, J. P. QUIÑONERO, 23-04-2012

La campaña de la segunda vuelta, el 6 de mayo próximo, comienza con una izquierda unida detrás del candidato socialista, François Hollande, y una derecha amenazada por los llamamientos de la extrema derecha a «derrocar» a Nicolas Sarkozy. Asimismo Eva Joly, por los ecologistas, y Jean-Luc Mélenchon, líder del Frente de izquierda piden el voto automático contra Sarkozy. Ahora tanto Hollande como Sarkozy se apresuran a captar el voto que se ha llevado Le Pen en la primera vuelta. Y a Sarkozy no le va a resultar nada fácil.

El presidente candidato tiene el apoyo casi automático de la gran mayoría de los electores centristas de Bayrou (menos del 10% de la primera vuelta). Pero el llamamiento de Marine Le Pen al «derrocamiento» es una amenaza devastadora contra Nicolas Sarkozy. Históricamente, los candidatos conservadores tenían que enfrentarse a una extrema derecha que favorecía la elección de candidatos socialistas. En esta ocasión, Marine Le Pen ha lanzado un temible órdago contra Nicolas Sarkozy.

Sarkozy solo podrá ganar la segunda vuelta si consigue conquistar a los electores de extrema derecha, pero Marine Le Pen les pide ser el fundamento de una fuerza política de nuevo cuño «nacida de los escombros de la derecha liberal».
«Hundir a la UMP»

Le Pen pide a sus electores dos cosas: que den la victoria al candidato socialista, y que «hundan» a la UMP (centro–derecha, el partido de Nicolas Sarkozy), que tiene quince días para conseguir la unión de varios electorados: debe dar garantías a los electores centristas y conservadores clásicos, defensores de la zona euro y la credibilidad económicas; al mismo tiempo que debe conquistar a unos electores que han apoyado la ruptura con la zona euro, el cierre de las fronteras, la denuncia del liberalismo y el capitalismo

Marine Le Pen no es «propietaria» de sus electores, que pueden «liberarse» de su candidata de la primera vuelta. Pero su andanada contra Nicolas Sarkozy favorece al candidato de una izquierda unida contra el candidato de unas derechas amenazadas por la extrema derecha.
Control de la inmigración

No obstante, para hacerse con el voto de la extrema derecha, nada más conocer los resultados Sarkozy insistió en que su prioridad para el futuro será controlar la inmigración y combatir el crimen y la inseguridad. Dos asuntos muy sensibles para el electorado fiel a Le Pen, que el candidato presidente tradicionalmente ha sabido manejar con más «credibilidad» que Hollande.

Pero también en las filas de Hollande se busca el voto de la ultraderecha. Destacados dirigentes socialistas ya han dado a entender que el votante de Le Pen debe ser tenido muy en cuenta. Y el propio François Hollande ha hecho una apertura a los simpatizantes del Frente Nacional, al insistir ayer en que él representa el voto de quienes «quieren pasar página». Una directa alusión al votante «rupturista» del Frente Nacional.

Al mismo tiempo, Hollande ha insistido en prometer que con él no habrá tantos ajustes y sacrificios como con Sarkozy. Es lo que él llama «política de crecimiento» frente a las obligaciones de austeridad impuestas por Europa. Un discurso que también es muy bien acogido por el votante de Marine Le Pen.

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