LA mayoría absoluta de Mariano Rajoy se ha convertido en una losa de dimensiones y tonelaje desproporcionados que se ha empeñado en sostener sobre las cabezas de la población más débil. Ya no basta con hablar de recortes en el Estado del bienestar, son ataques a la población. Ataques a pensionistas para que paguen por sus medicamentos acusándoles poco menos que de ser camellos que consiguen medicinas innecesarias para repartirlas entre familiares y amigos. Ataques a la inmigración, que tendrá un poquito más difícil acceder a una sanidad que camina a pasos agigantados para no ser universal ni gratuita. Ataques a la educación, reduciendo profesorado, aumentando alumnos por clase e intentando que una titulación universitaria vuelva a ser el privilegio de unos pocos. Ataques a la verdad, porque este gobierno mintió con su promesa de no subir impuestos y de no recortar en sanidad ni educación. Y todo, manejando una doble vara de medir en la que los defraudadores fiscales son amnistiados con el peligroso efecto llamada que supone; alcaldes del PP se suben el sueldo para cobrar más que un ministro; y los ministros firman recortes a la población más débil sin tocar sus salarios mientras pagan con el dinero de todos cantidades disparatadas para sentirse Kate Winslet posando en el Titanic cada vez que abandonan un cargo. Y ante eso, solo se me ocurre una conclusión: si este Gobierno no defiende a los más débiles es que gobierna en su contra. Y una pregunta: ¿por qué Patxi López está dispuesto a ser el cómplice de Rajoy en Euskadi?