Del barrio del Garrigal a las carreteras
La presencia de soldados y la proximidad con Francia ha sido un reclamo para la prostitución
La Vanguardia, , 13-04-2012En Figueres, a principios del siglo XX, se hizo famoso el barrio del Garrigal, ocupado mayoritariamente por la comunidad gitana y con una serie de bares y pisos donde se ejercía la prostitución. Como sucedió con el barrio chino de Barcelona, aunque a una escala más local, artistas y escritores loaron este barrio. Un joven Salvador Dalí se llevaba jóvenes gitanos a casa para que le sirviesen de modelo y otros amigos suyos plantaban el caballete en los aledaños del barrio. Dicen que cuando García Lorca fue invitado a la ciudad por Dalí, este lo llevó también una noche a uno de estos bares junto con Jaume Miravitlles. El escritor Josep Maria de Sagarra decía que el Garrigal era “el refugio de carabineros, soldados, payeses y marineros de ambos lados de la frontera”. Y de famosos como Josep Pla o Adolfo Marsillach, que confesaron que en el barrio de Figueres tuvieron sus primeras experiencias. El poeta Carles Fages de Climent lo plasmó con acierto en este epigrama: “Al Garrigal, la meuca i el gitano, / i al passeig Nou, el senyoriu dispers”.
La presencia en Figueres del castillo militar de Sant Ferran con una importante dotación de soldados contribuyó a dar clientela a estos bares durante mucho tiempo. Y hacia los años sesenta se revitalizó de nuevo con la presencia de soldados norteamericanos destinados en la base aérea del Pení, en Roses. Entonces surge la Casa Vasca, considerado uno de los burdeles más lujosos de la comarca. Fue el momento también que aprovechó el alcalde Ramon Guardiola para poner punto final al barrio. A partir de 1968 se construyeron nuevas casas para los gitanos, a la salida de la población, y la prostitución se desplazó hacia la cercana calle de La Jonquera, donde estuvo hasta mediados los años ochenta.
La característica de este barrio es que todo eran mujeres, Las matronas controlaban y no había sitio para los macarras. Tampoco para las drogas ni las menores de edad. Pero la entrada de algunos grupos mafiosos introdujo la droga y provocó diversas batidas policiales que sumadas a la presión inmobiliaria acabaron con el negocio. La acción de la piqueta sobre los viejos edificios puso punto final a una treintena de barras americanas que había en esta calle, antiguo camino de salida de la ciudad en dirección a la frontera.
En los últimos veinte años la prostitución se extiende a distintos locales en las afueras de Figueres, sobre todo en la carretera hacia l’escala y a lo largo de la N-II hasta La Jonquera. El último capítulo es la presencia de mujeres inmigrantes en los primeros años del siglo XXI y la presencia de prostitutas al pie de las carreteras. Las redes que controlan a estas mujeres las dejan a las diez de la mañana y las recogen al anochecer. De ocho a diez horas al aire libre, bajo el sol o la lluvia, con frío o calor, se trata de una explotación que no existía ni hace cien años. A veces estas mismas mujeres trabajan de noche en los locales de la zona de La Jonquera.
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