¿Qué falla en el Poblenou?
La Vanguardia, , 10-04-2012Cuatro muertos el lunes de Pascua. Así, de golpe. En un solar del Poblenou. Ahogados por el humo. Un drama.
Al lado de los edificios de la nueva Barcelona, pura miseria. ¿Qué ocurre en Poblenou? Ocurre que la reconversión del viejo barrio industrial en la nueva tierra prometida de las start-ups se quedó a medias. La crisis.
Hay naves vacías, solares sin destino, ruinas donde algunas personas han hallado un techo en el que vivir aunque vivir allí, en ocasiones como la presente, resulte peligroso.
El Ayuntamiento estima que en el Poblenou hay al menos 30 lugares como este en el que ayer hallaron la muerte cuatro personas, al parecer, de origen rumano y cuyas identidades todavía no habían sido certificadas por el consulado de este país europeo.
El municipio empezó el año pasado un censo de habitantes de estos lugares. Todavía no ha terminado. La familia que ocupaba este lugar recibió la visita de los servicios sociales hace un mes, en marzo. En aquel momento constataron que allí vivían siete personas.
Los cuatro fallecidos ayer se alojaban debajo de una rampa. Era lo único que quedaba del viejo almacén de Burberrys en el Poblenou. El resto del edificio había sido derribado y el solar, en la confluencia de la calle Bilbao y Marroc, justo en frente del hotel Me y el controvertido parque del Poblenou firmado por Jean Nouvel, no quedaban escombros. Sólo la rampa del antiguo almacén.
“Cumplía todos los requisitos de la ordenanza”, explicaba ayer el primer teniente de alcalde del Ayuntamiento y responsable del área de seguridad, Joaquim Forn. El solar, que alcanza hasta lo que queda en pie de Can Ricart, estaba cercado con una valla metálica que los inquilinos franqueaban desde un recodo.
Nunca dieron problemas al vecindario. Todo lo contrario. Algunas personas incluso les habían hecho algún encargo para que se ganaran la vida. Les daban ropa. Hablaban con ellos.
El presidente de la Associació de Veïns del Poblenou, Xavier Pegenaute, lamenta que, más allá del censo y de las visitas de los servicios sociales no se haya dado alguna salida a estas personas. “Hace tiempo que reclamamos una política más concreta. No hay duda que tendría un coste para el Ayuntamiento, pero nada es más caro que la vida de cuatro personas”. El primer teniente de alcalde, Joaquim Forn, asegura que están en ello. “Tenemos un plan. Vamos a resolver este problema”.
Este solar, cuya propiedad está ahora compartida por cuatro inmobiliarias, fue objeto de un conflicto en el 2010. Entonces había bastante más gente y había problemas de convivencia con el vecindario. Los Mossos lo desalojaron. Sólo quedó una familia: una mujer y un hombre y sus dos hijos cuya identidad queda recogida en el atestado de la Guardia Urbana del pasado 17 de noviembre. Pero no está claro que estas sean las personas que ayer perecieron. Podrían ser otros inquilinos temporales.
En el Ayuntamiento expresaban su sorpresa por lo sucedido. “Hay otros lugares realmente conflictivos y peligrosos en el barrio en los que es más urgente actuar. Este no lo era”, admiten.
No era barraquismo. Al menos en el sentido histórico con el que esta ciudad utiliza este término. De hecho en el Poblenou apenas hay viviendas de autoconstrucción. Las hubo. Hubo un tiempo, hace diez años, en que el problema era realmente grave. Cuando por ejemplo en las entrañas de la vieja fábrica de Ca l’aranyó vivían numerosas familias en las naves abandonadas de propiedad pública. Hoy las ruinas de Ca l’aranyó pertenecen a la universidad.
De aquella historia queda un excelente material fotográfico del que entonces era un jovencísimo reportero, Sergi Reboredo. Reboredo convivió durante meses con aquellas familias.
Hace tres años, el anterior Consistorio estimó que había unas trescientas personas viviendo en el Poblenou en situaciones parejas a las de las cuatro personas que ayer fallecieron en la calle Bilbao.
Esta cifra puede haber disminuido aunque Pegenaute, el presidente de la asociación de vecinos, considera que puede haber vuelto a crecer a consecuencia de la crisis. “Si la gente no tiene dinero ni casa se busca un cobijo. Es lógico. Y en este barrio todavía hay muchos lugares donde encontrarlo”. Lo que resulta más paradójico es que en este distrito abunden las viviendas vacías.
El Ayuntamiento prevé poner en marcha su plan para resolver el problema en tres meses. Este fue el compromiso adquirido en la comisión de Hàbitat donde recientemente se discutió sobre la política de la ciudad ante estos asentamientos en el que los ciudadanos de origen rumano pero también portugueses constituyen una significativa mayoría.
En ambos casos se trata de ciudadanos europeos, sujetos a los derechos que les confiere la pertenencia de sus países al espacio Schengen con todas las ventajas y problemas que acarrea.
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