Una escena habitual: Rojo. «No, no, no, no», reitera una conductora acompañando su orden con gestos de negación. Acaba de frenar su coche en primera línea del semáforo que se ubica junto al gran centro comercial de Nuevos Ministerios, en paseo de la Castellana. Gel, borrego y raqueta en mano, Mehmet, sin dudarlo, se lanza sobre el parabrisas de la mujer.

El cristal ya se encuentra empapado y lleno de espuma. La ocupante del coche, con mal genio, niega con el dedo de nuevo y activa los «limpias». La luna queda hecha un asco, ya que, de muy malas formas, Mehmet deja su «trabajo» a medio hacer y enfurruñado se lanza hacia la próxima víctima. Así discurren los días laborales en buena parte de los semáforos del eje financiero

Poca novedad tiene esta cuestión si no fuera por el hecho de que recientemente se llegan a acumularhasta una docena de «limpiacristales» en el cruce de Castellana con el puente de Raimundo Fernández Villaverde. El acoso es incesante. Eso sí, al margen de la incomodidad, no generan ningún contratiempo que acabe en atestados policiales.

Pese a la baja cifra que dicen llevarse, permanecen en este lugar de lunes a viernes desde las ocho de la mañana hasta las cuatro de la tarde. Lo hacen, indican, de forma voluntaria.

Pese a que Mehmet y Aled aseguran ser turcos, la mayoría de los pedigüeños que del eje financiero de la ciudad son rumanos de etnia gitana, aseguran diversas asociaciones de esta población inmigrante.

«El incremento de mendicidad por parte de gitanos rumanos va en consonancia con el aumento de los inmigrantes rumanos en Madrid», apunta Gelu Vlasin, presidente de la Asociación Hispano Rumana Diálogo Europeo. En Madrid, es esta nacionalidad la predominante sobre el total de ciudadanos extranjeros (221.160 habitantes, un 21% sobre el total).

En el semáforo de al lado Mehmet y Aled, en la vía lateral de la Castellana que está pegada al Corte Inglés, se encuentran otros dos hombres, más jóvenes, que se empeñan en la misma función. No hablan castellano.

Depende del día, pueden estar otras seis personas en los semáforos de los números más bajos de la Castellana en Nuevos Ministerios.

ESi se recorre este eje desde Cibeles hasta Plaza de Castilla, el número de pedigüeños rumanos en los semáforos supera la treintena. La mayoría en forma de limpiacristales, pero también falsos discapacitados con muletas guardan los apoyos en jardines de la Castellana – , vendedores de pañuelos y los limosneros sin más. La plaza de Emilio Castelar, Nuevos Ministerios, Cuzco y Plaza Castilla son los más concurridos.

Gheorghe Gainar, presidente de la Asociación Cultural de Ayuda e Integración del Pueblo Gitano informa de que los gitanos rumanos que antes abundaban en los semáforos de Alcalá de Henares, donde habita buena parte de los ciudadanos rumanos en la región, han desaparecido. «No sabemos si se han desplazado a Madrid o se dedican a otra cosa. Lo que sí estamos comprobando es que, aunque muchos de nuestros compatriotas regresan a su país, otros tantos están viniendo dada la situación política que se vive en Rumanía. España es uno de los destinos preferidos».