El cuerpo de Caridad de los Ángeles Rodríguez Arrieta, la mujer asesinada el pasado domingo en Tolosa a manos de su actual pareja, fue incinerado ayer en el tanatorio Oria de la localidad. Los funerales se oficiarán hoy, sábado, a las cinco de la tarde, en la parroquia de Santa María.

Los amigos de Caridad quisieron que su última despedida fuese un alegato contra la violencia de género. Y por eso hicieron un llamamiento para que las personas que se acercaran al tanatorio del Oria a velar el cadáver acudieran con alguna flor a modo de símbolo.

También ayer, sobre el mediodía, integrantes de la asociación musulmana de Tolosa ’Litaarafu – Ezagutuz se concentraron en la plaza del Triángulo para denunciar la violencia hacia las mujeres. La asociación cuenta con una mezquita que es punto de encuentro social, cultural y de culto muy arraigado entre la comunidad musulmana de la comarca, ya que cuenta con unos 120 usuarios de distintas nacionalidades.

El presunto homicida, de 26 años, nacionalidad española y compañero sentimental de la víctima, se encuentra en prisión.

Caridad de los Ángeles Rodríguez, de 39 años, natural de Cuba, presentaba un corte en el cuello cuando agentes de la Ertzaintza la descubrieron en su domicilio de Tolosa, tras ser alertados por su propio exmarido. Tres horas después, se presentó en la vivienda el que era el compañero sentimental de la fallecida. Los agentes le arrestaron como supuesto autor material del crimen, que el joven admitió ante los policías. El autor confeso, Ángel Rodríguez, mantenía una relación amorosa con la víctima desde hacía unos dos años.

Hacía cuatro meses que la víctima se había mudado de casa, después de que le hubiese correspondido un piso en alquiler social. Los vecinos de Caridad de los Ángeles reconocieron ya a las pocas horas detener conocimiento de los hechos que se la veía contenta con la nueva casa, «como que se le abría la vida». Le definieron como una mujer que había sufrido mucho, «con problemas, porque la vida no se había portado muy bien con ella. Pero no hay derecho a pagar ese precio».

Añadieron que los cuatro meses de convivencia vecinal, se habían sucedido «los gritos y peleas» en el piso donde ocurrieron los hechos.

El historial delictivo del arrestado era conocido por todo su entorno, que no dudó en calificarle de «sinvergüenza y trapichero». El detenido cuenta con siete arrestos anteriores por diversos delitos, uno de ellos de violencia de género cometido hace tres años contra una pareja anterior.

El proceso judicial por estos hechos sigue su curso. El caso será competencia de un jurado popular. Este órgano será el que, en definitiva, deberá pronunciarse sobre la culpabilidad del acusado.