Anders Breivik, 33 años, autor de los atentados del 22 de julio del 2011 en Noruega, 77 muertos. Mohamed Merah, 24 años, principal sospechoso de los siete asesinatos de Toulouse y Montauban. El primero, fundamentalista cristiano; el segundo, integrista islámico. ¿Cuál es el telón de fondo de estos actos más allá de afirmar que son el resultado de la locura criminal y la deriva ideológica de sus autores?

El centrista Bayrou avanzaba una respuesta: “Hay un grado de violencia, de estigmatización en la sociedad francesa (y europea, añado yo) que se está acrecentando”. El odio al otro, con la crisis como caldo de cultivo. Ayer, Sarkozy llamó a no ceder “ni a la amalgama ni a la venganza”. Sólo Marine Le Pen desentonó para apuntar que su “petite voix (vocecita)” era la única que había dicho que en Francia se había subestimado el riesgo del fundamentalismo islámico.

Los hechos la desmienten. Otras voces se han escuchado para alimentar las amalgamas que ahora condena el presidente. Hace un mes, cuando Sarkozy no despegaba en las encuestas, dio un golpe de timón hacia la extrema derecha para arañar votos a Marine Le Pen… En la cocina electoral del Elíseo trabaja Patrick Buisson, un analista que en los ochenta dirigió el semanario de extrema derecha Minute y publicó Album Le Pen.

El resultado de este giro táctico: el ministro Guéant dijo que dar el derecho de voto a los extranjeros en las municipales podría comportar que la carne halal fuera obligatoria en las escuelas; incluso el primer ministro censuró las “tradiciones ancestrales” halal y kosher (musulmana y judía). Luego Sarkozy amenazó con dejar el espacio Schengen para frenar la inmigración ( The Wall Street Journal publicó un editorial titulado “Nicolas Le Pen”). Más sal gruesa: “Todas las civilizaciones no valen lo mismo” (Guéant), “Francia no debe arrepentirse de la guerra de Argelia” (Sarkozy).

El fruto: por primera vez Sarkozy superaba a Hollande en los sondeos de la primera vuelta. Ahora, tras la tregua del duelo, empezará otra campaña. Echar más leña al fuego puede avivar los conflictos comunitarios en un país en el que conviven cerca de seis millones de franceses de tradición musulmana con medio millón de la comunidad judía… Entre tanto, las tesis de dos sociólogos. Michel Wieviorka: hoy el antisemitismo y el negacionismo son menos fuertes en Francia que hace una quincena de años (2012). Emmanuel Todd: “Sarkozy, cuando se acerca una cita electoral, propone, yo diría impone, una temática de la nación contra el islam” (27/XII/2009).