DONOSTIA. Las asociaciones de inmigrantes y ONG denuncian que la asfixia económica no cesa y tomar respiro pasa por las subvenciones, cuya convocatoria se realiza este mes. Un paso decisivo que este año viene seriamente condicionado por la decisión del Gobierno vasco de reducir en un 7% la cuantía de las ayudas sociales. En los consistorios la situación no está mucho mejor. El de Donostia sopesa recortar en un 10% las ayudas, ante la “imposibilidad” de responder a un aluvión de demandantes que no cesa. La Diputación de Gipuzkoa tiene previsto reunirse mañana con varias asociaciones, a las que informará sobre su nuevo enfoque de trabajo y la limitación presupuestaria que sobrevolará durante toda la legislatura.

Así, tres vías de financiación y tres grifos cada vez más cerrados que pueden dar al traste con la intervención social que venían desplegando las ONG, que cruzan estos días los dedos ante las consecuencias que puede acarrear tanto “drástico recorte”. La responsable de Inmigración de ELA, Emérita Cuéllar, juzga prematuro hacer un análisis de esta situación teniendo en cuenta que la resolución de las convocatorias se conocerá a mediados de año, pero aventura como “muy duro” el futuro que aguarda a buena parte de las asociaciones que trabajan en intervención social. De hecho, ya lo está siendo. “Desde que se endurecieron los requisitos para pedir ayudas, hay asociaciones que ya ni siquiera se presentan a las convocatorias, y que siguen adelante como pueden”, dice.

Es el caso de la Asociación de Latinoamericanos de Euskadi, agrupación que integra a más de 350 personas, y que hace años que decidió renunciar a las ayudas que ofrece el Gobierno vasco. Ana Porcel, presidenta de esta asociación, explica los motivos: “Te hacen dar mil vueltas para nada. Primero nos decían que estábamos fuera de plazo, luego que hacían falta más requisitos. Llegó un momento en el que no podía estar faltando al trabajo cada dos por tres para seguir tantos trámites. Siempre con papeleos, siempre para nada. Por eso decidimos renunciar a unas ayudas que nunca llegaban”, expone.

En este contexto, cada vez más acuciado por las necesidades, irrumpe el III Plan de Inmigración del Gobierno vasco en el que el Ejecutivo observa una población inmigrante “cada vez más estable”.