Los gitanos que faltaban en la 'tele'

El Mundo, EDUARDO FERNÁNDEZ, 13-03-2012

La guitarra y el cajón, la cabra y el mercadillo, la cadena de oro y la chabola. ¿Y eso es todo? La comunidad gitana dispone de ocasiones contadas para mostrar su realidad en televisión, un reflejo limitado que a menudo se queda en un poblado de periferia o en la aventura sobre los escenarios de una popular tonadillera. Según ha conocido EL MUNDO, Cuatro pretende romper esa tendencia con una docuserie lo suficientemente amplia de miras y de duración como para ver más allá del simple tópico.

«Hasta ahora, las cámaras se han basado en el gitano chabolista y por fin aportamos un programa más rico que todos los anteriores», explica a este diario un directivo de la cadena.

El espacio, en fase de producción y aún sin título definitivo, se comenzó a gestar entre Mediaset España y la productora La Competencia a finales del año pasado. Con un mínimo de seis episodios que recorren el país, Cuatro abordará «la ley, la cultura y la tradición, pero también la vida de gitanos modernos que casi nunca aparecen, como profesores, abogados y jueces».

«Los gitanos han cambiado profundamente en España en los últimos 30 años, pero los medios de comunicación no lo plasman. A pesar de que sólo el 2% de la población gitana vive en infraviviendas, suelen aparecer en televisión en poblados chabolistas», resalta Susana Jiménez, técnico del área de Comunicación de la Fundación Secretariado Gitano.

Desde esta organización se constató mediante un informe que la percepción social mayoritaria de los gitanos se sitúa en dos polos: el de los marginados y el de los artistas, si bien el primer extremo sólo aglutinaría a un máximo del 30%, mientras que el segundo no superaría el 5% de las personas gitanas.

Desde Cuatro, que ha tocado tangencialmente esta comunidad en programas como Callejeros o 21 días niegan «la mayor». «Los medios de comunicación son los que precisamente más trabajan en la superación de esas barreras», expresan, aunque no renunciarán a recopilar episodios llamativos como «la liturgia de los chavales a la hora de ligar, una serie de etapas de acercamiento que incluye a las familias y que en la actualidad se desarrolla por ejemplo en los centros comerciales».

La cadena ha optado, eso sí, por evitar el habitual seguimiento al famoso de turno, casi siempre al compás del flamenco. «Nos gustaría ver menos a Joaquín Cortés y a Antonio Carmona y ver más a médicos o a inspectores de vivienda gitanos, como los que yo conozco», secunda Jiménez, descontenta con el tratamiento de los gitanos brindado por «Callejeros, 21 días, Espejo público y series como El síndrome de Ulises». Sobre esta ficción, emitida por Antena 3, recuerda: «El coprotagonista era gitano, con cadena de oro y un hermano preso, en lugar de mostrarse una situación familiar normalizada».

En Cuatro subrayan que «hasta la fecha en España no se ha realizado una docuserie sobre los gitanos; solamente programas sueltos», como es el caso de las incursiones de Jordi Évole en Salvados (La Sexta) o en espacios tan concretos como Mi gran boda gitana, producción británica de telerrealidad centrada en ampulosos enlaces y emitida por Antena 3.

El Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) recogía en 2005 que la comunidad gitana continúa siendo el grupo social más rechazado, por encima de las personas que han estado en la cárcel, las alcohólicas y las de extrema derecha. Asimismo, en 2007, el CIS recopilaba que el 52% de los ciudadanos afirmaba sentir poca o ninguna simpatía por los gitanos. El marco de la ventana de la pequeña pantalla, por el momento, no ha ofrecido una panorámica que alcance mucho más lejos.

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