Los asiáticos cristianos y musulmanes no lo hacen

La Vanguardia, , 12-03-2012

Los inmigrantes asiáticos de fe cristiana o musulmana no recurren al aborto selectivo de niñas para tener hijos varones, según un reciente estudio de tres economistas de la Universidad de Columbia (Nueva York, Estados Unidos) y de la Universidad de British Columbia (Vancouver, Canadá). “Ninguna religión propugna el infanticidio, pero cristianismo e islam lo prohíben de modo expreso”, escriben los autores, Douglas Almond, Lena Edlund y Kevin Milligan. En los primeros tiempos de ambas religiones, el aborto por razón de sexo era imposible al no existir tecnología para averiguar el sexo del feto, así que la selección sexual se realizaba por infanticidio, y su prohibición por clérigos cristianos y musulmanes se trasladó con el tiempo al aborto. Así, inmigrantes cristianos y musulmanes de Pakistán, Bangladesh, Filipinas y Hong Kong presentan ratios de sexo normales. Los sijs, en cambio, tienen una ratio inusual: hay más de dos niños por niña en el tercer nacimiento si los dos hijos mayores fueron niñas. De todos modos, que las familias asiáticas cristianas y musulmanas de Canadá no aborten fetos femeninos no quiere decir que les dé igual tener niño o niña. “Esas familias muestran una tendencia a seguir teniendo hijos mientras no llega descendencia masculina –dice el estudio–, lo cual sugiere que la ausencia de selección sexual no se debe a que tengan preferencias de sexo neutrales”. do aclarados– nazcan de 102 a 106 niños por cada 100 niñas, la ratio por sexo en Canadá en primer nacimiento de inmigrantes de primera generación procedentes del Sudeste asiático es de 108 niños. La tendencia empeora si la familia tiene descendencia femenina y va en busca del varón. La ratio por sexo en el tercer nacimiento en inmigrantes chinos, coreanos y vietnamitas con ya dos hijas es de 139 niños por cada 100 niñas, y en el tercer nacimiento en inmigrantes indios que tienen ya dos hijas se eleva a 190 niños, una cifra totalmente antinatural.

En hospitales canadienses ha habido casos de ginecólogos que se han negado a revelar el sexo del bebé a embarazadas asiáticas, lo cual genera debate en un país muy respetuoso tanto con el multiculturalismo como con el libre albedrío de las personas. “No decir a los padres el sexo del feto no es abordar la raíz del problema –arguye Bowman–. Toda la sociedad debe debatir este asunto tan serio; está ocurriendo en algunas comunidades asiáticas, pero no sabemos mucho sobre el fenómeno en la población general”.

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