El Tribunal Europeo de Derechos Humanos condenó ayer a Italia por haber devuelto a Libia a 200 inmigrantes –somalíes y eritreos– interceptados en alta mar, a 35 millas al sur de la isla de Lampedusa, en mayo del 2009. La sentencia, aplaudida por las organizaciones humanitarias, sienta jurisprudencia y puede marcar un antes y un después en la política migratoria de los países europeos.

Según los jueces de Estrasburgo, Italia violó el principio de no devolver a personas a lugares donde son susceptibles de sufrir tortura o trato degradante, impidió que presentaran un recurso judicial para ser refugiados políticos y vulneró la norma de no efectuar expulsiones colectivas.

Como compensación por los perjuicios sufridos, el tribunal ordenó que Roma pague a 22 de los inmigrantes –casi todos los que pudieron ser posteriormente identificados en Libia gracias al Consejo Italiano para los Refugiados (CIR)– una cantidad de 15.000 euros a cada uno.

“Valoraremos con atención esta sentencia, que nos hará pensar y repensar nuestras políticas de inmigración”, declaró el ministro de Cooperación Internacional e Integración, Andrea Riccardi. Este laico muy bien conectado con el Vaticano fue el fundador de la Comunidad de San Egidio, que se distingue por la solidaridad con los inmigrantes. La organización emitió un comunicado en el que se felicitó de manera vehemente por la sentencia. La calificó como “decisión histórica que puede también contribuir a reducir el número de las víctimas en el Mediterráneo: al menos 1.500 sólo en el 2011”. La Comunidad de San Egidio recordó que muchos de los inmigrantes devueltos a Libia en el caso juzgado en Estrasburgo sufrieron violencia de regreso en el país norteafricano y otros murieron en nuevos intentos por llegar a Italia.

Para el partido Italia de los Valores (IDV), “la sentencia confirma, una vez más, que el gobierno Berlusconi ha alimentado el racismo y la xenofobia”. Según Leoluca Orlando, portavoz de IDV, “con su gobierno, que quería lanzar cañonazos contra los inmigrantes, nuestro país no estuvo nunca en Europa”.

El ministerio italiano de Asuntos Exteriores afirmó que la Marina, la Guardia Costera y la Guardia de Finanzas han salvado numerosas vidas en el Mediterráneo y han actuado conforme a las obligaciones internacionales, pero respeta la sentencia y la analizará en detalle.