Penas de 18 años para los patrones del cayuco que llegó con 4 muertos

El Tribunal Supremo respalda las condenas impuestas por la Audiencia Provincial de Santa Cruz de Tenerife a los patrones de un barco con inmigrantes irregulares que llegó a La Gomera el 11 de julio de 2008, tras haber arrojado los cuerpos de un número indeterminado de personas en la travesía desde Mauritania.

El Día, EFE, S/C de Tenerife, 15-02-2012

El Tribunal Supremo (TS) confirmó las condenas de 18 años y medio de cárcel impuestas a los patrones de un cayuco que llegó en 2008 a La Gomera con cuatro cadáveres a bordo, tras haber arrojado al mar a un número indeterminado de personas que fallecieron durante la travesía.

El cayuco arribó a Playa Santiago el 11 de julio con 59 pasajeros, de los que cuatro habían fallecido horas antes por deshidratación e hipotermia y otro más murió poco después, a pesar de haber sido hospitalizado. La sentencia dictada en primera instancia por la Audiencia de Santa Cruz de Tenerife en marzo del 2010 estimó probado que los cuatro procesados – dos de Guinea Bissau y otros tantos de Senegal – eran conscientes de que llevaban el cayuco sobrecargado cuando salieron el 5 o 6 de julio de Noadibú (Mauritania) y también que carecían de suficientes provisiones. El agua y la comida se acabaron al tercer día de viaje y los pasajeros sufrieron “una situación generalizada de debilitamiento y deshidratación” que condujo a la muerte en alta mar a un número indeterminado de ellos, cuyos cadáveres fueron arrojados por la borda por los acusados. La sentencia que ahora ratifica el TS declaró a cada acusado culpable de cinco homicidios por imprudencia y de un delito contra los derechos de los extranjeros por favorecer la inmigración clandestina. El fallo condenó a los procesados a seis años de cárcel por favorecer la inmigración ilegal y a dos años y medio por cada homicidio imprudente.

El TS cree probado, por los testimonios de los supervivientes, que los procesados y un menor organizaron la “expedición”, gobernaron el cayuco, se ocuparon de repartir los alimentos a bordo y tiraron al mar los cuerpos de los que fallecieron.

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