Vitoria. Han respaldado un Presupuesto que suprime líneas de ayuda a cooperación y desarrollo, inmigración y el colectivo social. ¿Es correcto dejar de lado a los más débiles cuando peor es la coyuntura económica?

Una matización, cooperación se queda en el 1%, ha bajado el Presupuesto y también se reduce y lleva bajando desde 2008. Hay menos dinero y actividad y eso es una realidad a no ser que se acometa una reforma fiscal, y por eso la queremos nosotros. Pero con los recursos que tenemos en la actualidad, lo que tenemos que hacer es priorizar. El movimiento asociativo es importante y en estas Cuentas ha quedado tocado, pero van a salir convenios y convocatorias y vamos a seguir muy de cerca cómo se resuelven. Pero en el tema de recursos, no estaban contemplados el impuesto de patrimonio ni la reforma fiscal y ahí esperamos que vaya a haber algo más. Estos que obtengamos, si se consiguen, tienen que ir, sobre todo, dedicados a cubrir los espacios que han quedado más deteriorados en este Presupuesto.

Muchos hablan de tintes racistas en los recortes.

Nosotros hicimos una enmienda para mejorar la financiación de las líneas de acción en inmigración. Es cierto que el Gobierno Vasco también tiene competencia. Hemos pedido una coordinación para que estos recursos se puedan usar de la mejor manera posible pero, si es necesario, que puedan aumentarse.

¿Debe pensar el entramado social en nuevas fórmulas que no dependan tanto de las administraciones?

Esta crisis lo que nos ha dejado claro es que tenemos que cambiarlo todo y no lo estamos haciendo. Hay que modificar el sistema y la forma de ver el mundo. Las instituciones, empresas, asociaciones debemos trabajar de otra manera. ¿Buscar financiación? También debe de hacerse de otra forma pero, mientras tanto, de donde sacan los recursos es de las administraciones. Lo que no se puede hacer es que las personas más necesitadas se queden sin una atención por culpa del dinero. Ahí es donde tenemos que incidir en la priorización del gasto. Pero las instituciones también deben hacer un esfuerzo para dinamizar la economía. Si éstas no gastan, eso crea un clima de incertidumbre que genera desconfianza. Dar confianza queda muy bonito, pero hay que saber cómo hacerlo.

La Diputación insinúa que habrá que pagar más por los servicios sociales. ¿Le acompañarán en esa línea?

Si hay un modelo fiscal progresivo, suficiente, equitativo y eficiente creo que se pueden mantener los servicios públicos básicos que son sanidad, educación y atención a los más necesitados que son los dependientes y las personas que por un motivo coyuntural se encuentran en una situación de indefensión. En una sociedad moderna, eso tiene que ser un principio. Además, hay dos modelos de gestión porque ahora también hay camas concertadas. El problema surge cuando en un modelo público como Álava introduces la gestión indirecta. Y eso es lo que ha pasado en Ariznabarra.

O sea, que aboga por un único modelo público…

La sanidad y la educación tienen que ser gratuitas para todos. Lo mismo si eres dependiente, aunque ahora pagan un porcentaje en función de su renta. Y eso se debería mantener y revisar los precios públicos. Pero habrá personas que no tendrán los recursos suficientes y habrá que adaptarse a lo que poseen para que mantengan un nivel de vida. La administración no puede cubrir todas las necesidades de la ciudadanía pero sí cuando dependen directamente de la Diputación. Decir todo público o todo privado tampoco es. La legislatura pasada estuvimos de acuerdo en que la residencia de Lakua fuera de gestión público – privada por la situación y para poder contar con dos residencias, con ésa y la de Abetxuko. Hay modelos de los que te puedes beneficiar.

¿El argumento de la crisis vale para excusarlo todo?

A veces sí. Pero la verdad es que está siendo muy dura. Lo que tenemos que vigilar desde la oposición es que todos los recortes son por culpa de la crisis y no por un punto de vista ideológico.

No hay dinero para eso pero, sin embargo, sí para partidas como el modificado Ardo Araba…

Esto es lo único nuevo que ha introducido el diputado de Promoción Económica con la que está cayendo. Nos dejó a todos boquiabiertos por su falta de perspectiva. Además, no es una forma eficaz de promocionar nuestras bodegas. El Ardo Araba, más allá de una fiesta popular, no creo que sirva para mejorar la imagen de nuestras bodegas.

¿Cómo explica que se toque el plan foral y luego haya una lista de pueblos que sí cuenten con partidas para obras en el Presupuesto?

El PP sabía que iba a necesitar nuestro apoyo y la abstención del PNV para sacar adelante los presupuestos y ha trabajado en ese sentido. Nuestro sí le costó algún disgusto, pero la abstención del PNV le supuso que los ayuntamientos de esta formación tuvieran diversas partidas hasta el millón de euros. Es la única señal que yo he visto en las Cuentas. Pero ese dinero no sirve para nada porque no tiene ningún objetivo. Me parece que el PNV no ha negociado un Presupuesto pensando en todos los alaveses sino en sus alcaldes.

Algunos pueblos van a la quiebra sin remedio. ¿Se equivocaron las Juntas Generales al crear el Fepel o lo hicieron los pueblos porque no supieron gestionarlo?

La culpa es conjunta y de la situación económica. Puede que los ayuntamientos no fueran conscientes de que existía un límite y que los que lo pusimos en marcha pensamos que la crisis iba a durar menos.

No se entiende que estando el caso Rover, las vacaciones fiscales o la sentencia del Centro de Transporte, en las Cuentas no haya un remanente para estos agujeros.

Hay una guerra entre PP y PNV sobre si hay remanentes o no. Pero más allá de los asientos contables, la realidad es que nos han venido unas cuantas aparte de la situación económica. Con las vacaciones fiscales hay que actuar con mucha discreción. Y, con el caso Rover, el gobierno foral anterior y el actual han tenido una cierta imprevisión.

El diputado general ya ha dicho que no retirará los carteles de ‘ETA no’ del Palacio de la Provincia. ¿Cómo ve que la Diputación desoiga lo aprobado por la Cámara?

Las mociones no son vinculantes, pero sí tienen la mayoría de las Juntas Generales. Desde el punto de vista político, y más si estás en minoría, las tienes que cumplir por ética. Y sucede lo mismo con Garoña. El gobierno toma las decisiones, pero está en contra de la mayoría y crea conflictos en otros temas. Un gobierno en minoría tiene que hacer acuerdos constantemente y se pueden ver dificultados si no cumplen otros que se han tomado.

¿Y hasta qué punto ha perdido la confianza del PSE?

Más que de pérdida de confianza es que tenemos que estar tirando de él constantemente. Los acuerdos a los que ha llegado con nosotros los está cumpliendo, pero hay que estar pendiente de lo que hace. Tiene muy poca iniciativa. En Promoción económica sólo se le ocurre lo del Ardo Araba, en Medio Ambiente casi no tiene en cuenta la Green Capital, en fiscalidad es el PNV quien propone la ponencia. Es un gobierno paralizado, sin iniciativa.

Garoña se postula como uno de los grandes obstáculos en sus relaciones. ¿Por qué De Andrés no es tan claro como su compañero de partido y alcalde de Vitoria, Javier Maroto?

Queremos que además de palabras, hagan acciones. Maroto ni siquiera aprobó la moción del cierre de Garoña.

El Gobierno Vasco parece convencido en sacar adelante la extracción de gas a través del método del fracking. Si se atiende a los ecologistas con Garoña porque no se hace lo mismo en este caso?

Que haya gas en Euskadi es una buena noticia. Si eso se pudiera con todas las garantías de la salud para los ciudadanos y el medio ambiente, sería estupendo. Hay estudios a favor y en contra del fracking por eso se deben hacer las catas y la intención es que no haya ningún riesgo. Hemos pedido la comparecencia del viceconsejero en Juntas para que los políticos le pregunten al respecto.

¿Considera que el actual gobierno foral está actuando como debe en el asunto de los ‘menas’?

Estoy de acuerdo con que la Fiscalía haya acelerado los trámites. El problema que tiene la Diputación es el periodo de indefensión en que se quedan los jóvenes desde que se determina que no son menores hasta que tienen los papeles de la mayoría de edad para acceder a otros servicios. Debe establecer un protocolo para no dejar desprotegida a esas personas durante ese tiempo y que no se queden en la calle.

Parece que la Diputación ha tirado la toalla con el aeropuerto de Foronda. ¿El aeropuerto de Vitoria está condenado a concentrarse en la carga?

No es una condena que se dedique a ello porque es el tercero más importante de España y aporta recursos. ¿Pasajeros? Realmente los aeropuertos no son rentables, los mantenemos desde lo público. En Álava se debería apostar de verdad por seguir manteniendo uno de los mejores aeropuertos de carga de España. Loiu y Foronda se pueden complementar muy bien. No renunciamos a que Foronda tenga pasajeros, pero siempre que no suponga un dinero a las instituciones que ahora no tenemos.