La inmigración en Euskadi ha entrado en una nueva fase en la que ya no se trata únicamente de acoger a los nuevos ciudadanos sino de integrarlos en la sociedad para evitar problemas en el futuro. Para afrontar esta etapa el Departamento de Empleo y Asuntos Sociales ha elaborado el III Plan de Inmigración, Ciudadanía y Convivencia intercultural 2011-13, que presentó ayer en el Parlamento Vasco la titular de la consejería, Gemma Zabaleta.
El plan parte de la base de que, «superada la llegada intensiva de inmigrantes y la acción orientada a la integración, el esfuerzo social e institucional se debe centrar en la integración y la convivencia». La crisis económica ha hecho que las cifras de entrada de extranjeros a Euskadi se hayan desplomado en los últimos años. Aunque el saldo aún es positivo (en 2010 el incremento interanual fue de 5.182 personas frente a las 18.813 de 2007), el departamento de Zabaleta está convencido de que no volverá a repetirse una afluencia como la que se registró la pasada década. «La inmigración ha modificado el rostro de la sociedad y ha venido para quedarse», resumió ayer la consejera.
El plan, que incorporó numerosas proposiciones de resolución presentadas por todos los grupos políticos, está estructurado en cinco grandes líneas estratégicas. La primera de ellas, explicó en la Cámara el director de Inmigración del Gobierno Vasco, Miguel González, está dirigida a «contar con un discurso compartido por parte de las instituciones y de los agentes sociales» sobre el modelo de integración de los extranjeros. Este «consenso de mínimos» no es sino el pacto social por la inmigración, actualmente en fase de debate.
Miguel González recalcó que, «tras diez años de flujos migratorios estamos en otra fase del ciclo», por lo que es «el momento de dar un paso en la integración». La consejería considera que para avanzar en este camino es indispensable implicar a todos los departamentos del Gobierno Vasco así como a las diputaciones, ayuntamientos y agentes sociales.
El plan apuesta también por favorecer el acceso al empleo, la formación y el éxito escolar «como vías para la integración, el acceso a la ciudadanía y la movilización de los recursos». «Hay que sacar el máximo partido al capital humano y formativo que aporta la inmigración», señaló ayer Miguel González. Entre otras medidas en esta línea, el Ejecutivo plantea reducir las trabas jurídicas para acceder a un trabajo, impulsar el aprendizaje de castellano y euskera, y dotar de recursos a los colegios con alto porcentaje de alumnado inmigrante. Durante el debate del plan, Aralar planteó una propuesta para que se garantice una distribución más equitativa de este tipo de estudiantes entre la red pública y concertada, pero fue rechazada.
El documento que presentó Gemma Zabaleta busca además combatir la discriminación y las actitudes xenófobas por medio de medidas como el impulso de la participación de las personas extranjeras en la vida asociativa, sindical o política. La consejera recordó en este sentido que «casi un 20% de los inmigrantes ha declarado haber padecido comportamientos xenófobos».