Los 29 muertos que nadie reclama
Eran inmigrantes y se ahogaron al intentar llegar a España por mar el año pasado, según la Guardia Civil. Desde que el PP está en el poder las entradas han bajado un 70 por ciento
ABC, , 03-02-2012Un cadáver flota cerca de la playa de Melilla. Es un varón joven y subsahariano y esas aguas en las que Said se ha ahogado, a medio camino entre Marruecos y España, son lo más cerca que ha estado de su sueño. La Guardia Civil recogió el año pasado otros 28 cadáveres de inmigrantes que intentaban entrar en nuestro país. Las ONG están convencidas de que hubo muchos más. «Algunas pateras que salieron de Alhucemas desaparecieron, eso lo sabemos con seguridad», confirman fuentes del Instituto Armado. Otras embarcaciones se las tragó el mar camino de Canarias. Es la cara más dramática de la inmigración ilegal, a la que ni la profunda crisis de nuestro país ha ahuyentado, como destacó el secretario de Estado de Seguridad, Ignacio Ulloa.
La inestabilidad de África no augura una reducción de la presión migratoria, vía marítima durante este año, según Ulloa. Los informes de Inteligencia constatan que hay grandes grupos de personas moviéndose de un país a otro hasta 4.000 entre Mali y Mauritania, según ha podido saber ABC y el destino final es Europa, previo paso por Marruecos para saltar a España. En 2011 vulneraron nuestras fronteras por esta vía 5.443 personas, un 49 por ciento más que el año anterior. El grueso lo hicieron a través de Ceuta y Melilla donde fueron interceptados 3.345 «sin papeles». Ambas sufrieron entradas constantes en agosto y septiembre, a nado, en pequeñas embarcaciones, ocultos en dobles fondos de vehículos y, los menos, a través de las vallas-fortín que rodean las Ciudades Autónomas.
Curiosamente, desde que el PP llegó al Gobierno la presión se ha reducido de manera drástica y las llegadas han caído un 70 por ciento, según datos de la Guardia Civil. «Cuando Marruecos quiere, evita muertes, evita entradas y pone a raya a las mafias de la inmigración», explican las fuentes consultadas que aseguran que la colaboración del país vecino en estos momentos es total. La pregunta es a cambió de qué.
Quienes luchan día a día contra estos inmigrantes, conocen mejor que nadie la penosidad del viaje y el fracaso de los aspirantes. Si hay suerte, los interceptan; si no la hay, acabarán muertos. Como Said, nombre ficticio de una de las últimas víctimas halladas hace poco más de un mes. Intentaba llegar a nado a Melilla; se ahogó. La Guardia Civil lo encontró y contactó con sus padres. Se les ha pedido una prueba de ADN para comprobar que son su familia. Puede tardar medio año en llegar; luego habrá que hacer el cotejo genético, la validación con el Consulado… el papeleo. No es seguro que pueda ser entregado a sus parientes. A la mayoría de cadáveres que devuelve el Estrecho no los reclama nadie.
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