El frío hiela cada noche la sangre a 30 'sin techo'

La Verdad, EDUARDO RIBELLES, 01-02-2012

Un grupo de hombres sin recursos, anoche en la Hospitalidad de Santa Teresa. :: ANTONIO GIL / AGM

Juan Antonio Pérez tiene 39 años y Manuel Moll, 66. Ambos mantienen una extraña camaradería cada noche que se encuentran en la Hospitalidad de Santa Teresa, al filo de las ocho, y cenan juntos, antes de irse a dormir. «Solo los que están como tú, en esta situación, saben los que es», explicaba Manuel, minutos antes de resguardarse del frío en el comedor en el que él y Juan Antonio recibieron ayer el menú: coliflor y ensalada con calamares.

Como ellos hay entre 35 y 40 personas sin techo ni recursos que acuden cada día a cenar y dormir a la Hospitalidad. Pero hay otros treinta indigentes que se resisten a abandonar la calle y acabar bajo un techo, por lo que son asistidas ‘in situ’ por Cáritas y Cruz Roja.

El albergue de San Antón ha registrado un aumento de afluencia de una docena de personas desde que, hace una semana, las bajas temperaturas se han hecho más presentes. El centro cuenta con un centenar de plazas y está preparado por sí la ocupación crece en los próximos días.

Muchos de los necesitados que llegan a la institución benéfica acuden voluntariamente. Pero la Hospitalidad también participa, desde primeros de diciembre, en la asistencia a los que le llevan gracias al programa ‘Ola de Frío’ del Ayuntamiento, en el que Cáritas y Cruz Roja se coordinan para atender por la noche a los indigentes que encuentran en la calle.

La organización diocesana aporta un vehículo con tres voluntarios y la sanitaria, una furgoneta con otros tres. Ambas se van turnando noche a noche, con el apoyo de una ambulancia medicalizada que también es de Cruz Roja. Su objetivo es atender a las entre 25 y 30 personas que han comprobado que se refugian en cajeros y portales, en los bajos del Cartagonova o bajo el viaducto junto al Tanatorio Estavesa, para pernoctar.

Inmigrantes con miedo

«Es gente que durante la mayor parte del año no quiere que la lleven a un albergue. Prefiere quedarse donde está, para que no le quiten un sitio que consideran suyo», explicó el responsable del programa en Cáritas, Juan Isidro Ros Espín. Pero ademas, influye que muchas de esas personas se dan a la bebida y podrían crear problemas si se les obligara a dormir en la Hospitalidad, según fuentes de este albergue. Con todo, en las últimas dos semanas, hay media docena de ellas que se prestan al traslado de Cáritas y Cruz Roja. «Lo que si aceptan siempre es la comida y las mantas», añadió Ros Espín.

La participación de Cruz Roja ha sido muy importante para completar el dispositivo. Los 70 voluntarios con los que cuenta en Cartagena no solo sirven para complementar a Cáritas, con la que hay una total coordinación, sino también para asegurar la salud de los indigentes a los que se atiende. «En el mes y medio que llevamos con este dispositivo, se han hecho tres traslados de personas afectadas por hipotermia al Hospital de Santa Lucía», explicó Manuel González, vicepresidente de la Asamblea Comarcal. «Además, se está dando uso a gran cantidad de equipo con el que contamos, desde mantas a kits de aseo personal que teníamos almacenados», añadió.

También El Buen Samaritano ha aumentado en estos día la cantidad de comidas que da al mediodía. «Superamos ampliamente las 360 cada jornada, cuando hace unos meses eran alrededor de 300», indicó su máximo responsable, Juan José Sánchez.

Pero llegar hasta todos los que pueden necesitar esta asistencia no es fácil. Algunos prefieren pasar desapercibidos o no saben a quién dirigirse. Costel Costace es rumano. Ayer pedía comida para el y su familia aterido de frío en la puerta trasera de un supermercado del Ensanche. «Es muy duro, pero tengo que llevar de comer a mis cuatro hijos», explicó en un escueto español.

Tiene un techo, pero es en una caravana en la que vive acampado en un solar. «No tenemos dinero para calentarnos», confesaba. Al ser informado de que podía acudir a comedores sociales como El Buen Samaritano, Cáritas o la Hospitalidad de Santa Teresa hizo que no con el gesto. Y añadió: «Necesito es ayuda, pero no tengo papeles y no quiero que me identifique la Policía».

Texto en la fuente original
(Puede haber caducado)