«Hay 5 millones de parados y ningún español quiere trabajar en el campo»

La Verdad, ANTONIO LÓPEZ anlopez@laverdad.es, 29-01-2012

Manuel Martínez. :: PABLO SÁNCHEZ / AGM

De las 52 primaveras que le adornan, todas ellas las ha pasado en el campo. Por eso Manuel Martínez (Cartagena, 1959) es un perfecto conocedor de los problemas que atañen a los agricultores de la comarca. «Y no son pocos. Es más, han aumentado en los tres últimos años», cuenta. Él es el presidente de la Asociación de Jóvenes Agricultores, Asaja, (representa a 250 socios) desde 1990 y confiesa que nunca antes había visto al sector como ahora. Aunque es ingeniero Técnico de Minas, nunca ha ejercido y dedica casi todas las horas del día a su bodega y a defender los derechos de sus compañeros de profesión. En esta entrevista analiza los resultados del «malísimo» año 2011 y explica por qué el sector es el único que no ha destruido empleo desde que comenzó la crisis.

- ¿Cómo terminaron el año los agricultores del Campo de Cartagena?

- Malisimamente. El único producto que alcanzó algo de precio en los mercados fue la alcachofa. El resto, del pimiento al bróculi, incluida la lechuga e incluso los cítricos, bordearon el desastre.

- ¿Qué provocó esta situación?

- El brote de E – coli fue el principal culpable, porque no solo afectó a la producción de pepino, sino también a cultivos, desde el melón que se sembró en verano, hasta el apio y la alcachofa del invierno. Eso hizo que el consumo bajara y, por otro lado, que los precios descendieran. Hubo algo más que también afectó: los excedentes. Siempre he dicho que sobra un 30% de la producción y lo mantengo.

- ¿Y por qué no llegan a un arreglo entre cooperativas, productores y pequeños agricultores?

- Eso es muy difícil. Se han reunido en varias ocasiones para llegar a un acuerdo. Se comprometen a hacerlo, pero cuando salen por la puerta y llegan a su trabajo se olvidan de todo. Es más fácil que lleguen a un pacto las tres o cuatro multinacionales que compran los productos del Campo de Cartagena que lo haga cooperativas y productores. En vez de eso prefieren jugárselo a la lotería. Siembran mucho de un cultivo, a ver sida la casualidad que coge precio y gana dinero para salvar la campaña

- Dice usted que 2011 fue un año malísimo, pero parece que el agricultor siempre dice lo mismo, pase lo que pase en cada campaña.

- El agricultor siempre se queja, pero es que desde 2009 lo estamos pasando fatal. Ha sido imposible ganar un duro. El problema es que hemos llegado a unos extremos en los que los agricultores están sobre endeudados y las líneas de crédito cada vez son más bajas. Antes cuando iba a un banco el agricultor conseguía lo que pedía, pero ahora está entrampado hasta límites insospechados.

- ¿Hasta qué punto están endeudados?

- El 80% de los agricultores están endeudados al 100%. Solo viven de los ahorros que guardan de otras campañas. Eso ha provocado que muchos se hayan visto obligados a abandonar el sector. Pero es que el problema va más allá. Ahora casi no se invierte un euro en el campo. Antes se hacían invernaderos, se destinaban recursos a mejorar los sistemas de regadíos y a probar utensilios nuevos, pero desde hace tres o cuatro años, nada.

- ¿Sabe cuántos han tenido que abandonar el sector?

- Es difícil de calcular. Los que han abandonado son los que no tienen patrimonio, aquellos que alquilaron las tierras para trabajar. Al tener una mala campaña, se fueron por no poder seguir pagando. También se han marchado otros que fueron malos gestores.

- ¿Y por qué los que están endeudados no venden parte de las tierras para cubrir deudas?

- La tierra ya no vale nada. Ahora ya no hay quien te compre la finca, porque vale la tercera parte de lo que se llegó a pagar hace aproximadamente cinco años. El valor patrimonial ha bajado tanto que no les es rentable vender. Se paga a cinco euros el metro cuadrado, cuando antes rozaba casi los veinte.

- ¿Qué futuro le espera entonces a la agricultura?

- Este año será más o menos como el pasado. En el Campo de Cartagena siempre se dice que si no hay heladas en otros países y en algunas comunidades españolas competidoras, los cultivos aquí no alcanzan un buen precio. Estamos viendo que la temperatura se ha mantenido y apenas ha habido días de frío. El calor desequilibra las plantaciones. Hace que se adelanten o se retrasen. Estas previsiones, junto a las escasas lluvias, hacen pensar que se sembrará menos, pero aun así será demasiado y no se logrará que se cotice bien.

- ¿El Campo de Cartagena está preparado para sufrir otra sequía como la de mediados de la década pasada?

- Sí, está preparado. Ahora hay infraestructuras de riego suficiente y contamos con reservas al menos para este año. Si a eso le sumamos el agua que llega del trasvase Tajo Segura, no habrá ningún problema. Si no llueve, habrá restricciones. Pero será el año que viene. Los niveles de lluvia se sitúan muy por debajo de la media, apenas al 40% o 50% de lo normal. Esperemos que en primavera cambie la cosa.

- ¿Existe mucha dependencia del trasvase Tajo Segura?

- Por supuesto. Casi el 30% del agua que lleva el trasvase es para el Campo de Cartagena.

- El sector agrícola es el único que prácticamente no ha destruido empleo desde que comenzó la crisis, ¿a qué se debe?

- A que se ha mantenido la misma producción desde hace mucho tiempo y, por lo tanto, los mismos puestos de trabajo. Con las crisis, los inmigrantes que se fueron a la construcción han regresado. A pesar de los cinco millones de parados, los españoles no quieren trabajar en el campo.

- Pero, ¿hay trabajo para ellos?

- Para todos no. Lo que digo es que solo los inmigrantes quieren la agricultura. El que consigue papeles tiene un trabajo, por eso no se van.

- ¿Qué opina de las gestiones del Gobierno español con el tomate marroquí?

- La libertad que tienen países como Marruecos o Turquía para vender en Europa nos está perjudicando. Allí los costes de producción son muchos más bajos. Si reducen las ayudas de la PAC, nuestra situación empeorará todavía más.

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