El respeto perdido a Barack Obama

La Verdad, MERCEDES GALLEGO CORRESPONSAL, 27-01-2012

Brewer discute con Obama en el aeropuerto de Phoenix. :: AP

La gobernadora de Arizona Jan Brewer ha cruzado una nueva barrera en el sagrado respeto que se profesa en EE UU hacia la figura del presidente, cuando el miércoles se enfrentó a él públicamente e incluso le levantó el dedo amenazadoramente. Barack Obama se fue y la dejó con la palabra en la boca, como pudieron observar desde lejos los periodistas que le siguen.

El Air Force One había aterrizado en la pista a las 3.15 de la tarde hora local. De acuerdo al protocolo, le esperaba a pie de avión la gobernadora del estado, cuya batalla contra la inmigración ilegal le enfrenta desde hace tiempo con el gobierno federal, al que culpa de no proteger adecuadamente la frontera con México. Brewer no le esperaba para rendirle honores, como es costumbre, sino para entregarle una carta escrita a mano y amonestarle sobre algo que la Casa Blanca no ha querido describir.

«Estaba claro desde el momento en que se saludaron que esto no sería un paseo entre el presidente y los funcionarios locales», escribieron los dos periodistas asignados ese día al seguimiento de los actos de la Casa Blanca. Los dos informadores no tardaron en preguntar por el motivo de la discusión a la gobernadora que los hispanos de Arizona llaman ‘La Bruja’. «Estaba un poco perturbado por mi libro, ‘Escorpiones para desayunar’», contó ella. Aparentemente la gobernadora tenía intención de «invitarlo a almorzar» pero el mandatario le recordó que su último almuerzo en la Casa Blanca en junio de 2010 fue descrito en su libro de una forma que no representa la realidad.

El encontronazo público sin precedentes con el primer presidente negro de la historia mina un grado más el respeto hacia su figura. Analistas e historiadores están estremecidos con esta transgresión detrás de la que muchos ven motivos racistas. Incluso en los momentos de más división de George W. Bush, cuya elección era considerada por muchos ilegítima, tras haber dejado sin resolver el recuento de Florida, los estadounidenses han optado siempre por cuadrarse ante la figura del presidente, como si de ello dependiera la estabilidad del país.

Obama ha visto decaer ese respeto en formas sutiles y otras muy explícitas. En 2009 el Congresista Joe Wilson se atrevió a llamarle mentiroso a gritos durante el discurso sobre la reforma sanitaria que dio ante las cámaras. Era la primera vez que un legislador interrumpía el discurso de un presidente para insultarlo. Su gesto abrió la veda en las calles a las pancartas más racistas que se recuerdan, incluyendo una muy popular con Obama vestido de hechicero de una tribu africana. Este año su discurso sobre el Estado de la Unión ante el Congreso se ha caracterizado por el civismo, pero gestos como el de Brewer revelan que muchos tienen problemas en profesarle el respeto que han tenido a otros presidentes.

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