«Ojalá sea el final de lo malo»
El Correo, , 20-01-2012Tiene las maletas preparadas a la espera de que su agente le confirme que está todo cerrado. A sus allegados ya les ha ubicado sobre el mapa su inminente ubicación: Bilbao. Para Mamadou Samb se abre una nueva oportunidad en la vida, un cambio que necesita como el comer en una de las peores rachas que recuerda. Su alma aún muestra el rigor del luto por la pérdida de su madre, «hoy hace cuarenta días», comentó ayer a El Correo. «Yo era su niñito y ella para mí lo era también todo, me apoyaba muchísimo. Tenía que haber venido de Senegal a pasar la Navidad conmigo, pero falleció el día 4. Creo que estas cosas nos hacen más fuertes a las personas, son una lección que te da la vida. Mi padre también murió joven, ya hace años. Ojalá sea el final de todo lo malo. Ahora quiero comerme el mundo».
Forjado en la cantera del Barcelona e internacional con España en selecciones inferiores, este risueño senegalés reconoce su inminente llegada a la plantilla del Bizkaia como «una ilusión muy grande. Ya sabes lo mal que están las cosas en Granada y ahora se me abre esta oportunidad de ir a un gran equipo que está en la Euroliga». Su estreno en la máxima competición, llegado el caso, se retrasaría hasta la cuarta jornada del Top – 16, momento en el que se abrirá de nuevo la ventanilla de altas y bajas.
Samb tiene una historia digna de un guión. Su padre, musulmán, tuvo cuatro esposas. Con la madre del jugador tuvo ocho hijos, pero el pívot tiene otros catorce hermanos por parte de su progenitor. Su familia está «repartida. Tengo un hermano abogado en Francia, una hermana que trabaja para una empresa en Italia, pero la mayoría de mi familia está en Senegal donde tenemos una empresa que se dedica a vender pescado a todo el mundo». Es un pipiolo, de la generación del 89, pero se reconoce como asentado, serio y consciente de lo que tiene entre manos. «Fíjate que hasta llevo más de un año casado. Mi mujer, también senegalesa, tiene veinte años y está ahora allí con el asunto de los papeles para poder venir a estar conmigo».
Ayer reconocía que el contrato aún no estaba firmado ni conocía el alcance del acuerdo ya pactado. «Mi representante me lo dirá, pero sabe que me parecerá bien todo lo que me diga Bilbao. Lo que quiera el Bizkaia yo lo firmó. Claro que me gustaría empezar allí una carrera que fuera larga. Sé que soy el quinto pívot, pero yo estaré disponible para lo que sea, para lo que me pida el entrenador». Ya conoce Mamadou Miribilla. Hace un año, en el Bilbao Arena cuajó una de sus tres mejores actuaciones en los 28 partidos disputados en la ACB. Ante los hombres de negro firmó en 20 minutos en pista 11 puntos, 6 rebotes y 2 recuperaciones para una valoración de 13. «Sí me acuerdo de lo bien que me encontré allí».
De la actual plantilla, por coincidencia de colores conoce a Roger Grimau de la época culé. Y también a Álex Mumbrú. «Los dos son muy alegres, me gustan». No está mal adular a los que portan galones. Es otra señal de inteligencia, la que quiere demostrar Mamadou Samb como hombre de negro.
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