Un joven inmigrante de 21 años, nacido en Guinea Conakry, murió la madrugada de ayer en el centro de internamiento de extranjeros (CIE) de la Zona Franca de Barcelona tras sufrir un infarto. La víctima empezó a padecer problemas respiratorios pasada la medianoche y sus compañeros de celda avisaron a los policías. Según un portavoz oficial de la Jefatura Superior de Policía de Cataluña, el joven fue atendido por los agentes allí mismo y, 15 minutos más tarde, una ambulancia trató de reanimarle.

Diversos inmigrantes que permanecen en el CIE a la espera de ser expulsados explicaron, a través de abogados, que los agentes no comprendieron la petición de los subsaharianos y que el joven no fue atendido en el centro.

El suceso, sea como sea, ha destapado las carencias del CIE de Zona Franca en cuanto a asistencia médica. “No hay médicos ni enfermeras todo el día, van solo algunas horas. Y la enfermería es un zulo con un botiquín que podría tener cualquier en casa”, denuncia Olga Hernández, de la Asociación Catalana de Profesionales de Extranjería. El Cuerpo Nacional de Policía admite que en el turno de noche no hay servicio médico, pero que en estos casos se solicita la asistencia de una ambulancia o se traslada al enfermo a un hospital. También admite que no hay intérpretes para valorar lo que le ocurre a los internos.

El portavoz policial precisó que el joven ingresó el día 22 de diciembre en el centro y que, cinco días más tarde, fue atendido de una gripe. Según ese mismo portavoz, el guineano murió por un infarto de miocardio.