Barcelona es más peruana que nunca. El escritor Mario Vargas Llosa, que vivió entre el verano de 1970 y mediados de 1974 en la capital catalana, siempre ha defendido que la cocina de su país es una de las más inventivas y refinadas del mundo. En esa década era complicadísimo encontrar en los mercados ingredientes para preparar la yuca a la huancaína, los ceviches de marisco y de pescado o los tamales. Hoy, 40 años después hay una veintena de restaurantes especializados en recetas criollas y varios establecimientos que importan ají, papas de la región andina, camotes (una variedad de boniato), chirimoyas, el saborizante achiote y la yuca. Entre ellos, destacan las paradas de El puerto latino, en la Boqueria.

Desde los años 90, la masiva llegada de inmigración peruana ha disparado la oferta de restaurantes. Uno de los más antiguos es El patio latino, que en fechas señaladas convoca actuaciones en directo.

Sirven ají de gallina, seco de ternera, parrilladas y ceviches acompañados de copas de pisco sour, aunque no siempre está recién preparado. El éxito de este cóctel fresco, ácido y aromático tan arraigado, también en tierras chilenas, ha suscitado que muchas bodegas y vinacotecas barcelonesas distribuyan este aguardiente procedente de la fermentación exclusiva del mosto de uva.

La comida tradicional es el gancho de Señorío, en el Eixample, de Mis Delicias, en Sants, y de la brasería El Chasqui, en Les Corts, donde es fácil encontrar ceviche de corvina macerado con picante y lima. La población peruana hace cola para desgustar el lomo saltado, la parihuela, los anticuchos y el pato guisado de Paradise, un local especializado en platos criollos. Aunque el lugar de mayor éxito es El pollón, sensacionales pollos a la brasa con especies peruanas en plena calle Aragón.

Otro restaurante valorado es el Mochica, donde bordan las recetas con frutos de mar. Se debe probar el original sudado, que es como llaman al pescado al vapor.

La cultura peruana también es apreciada. Vale la pena escaparse al Born para visitar la exposición Camino del inca en el Museu Barbier – Mueller d’Art Precolombí. Al salir, contemplar las telas antiguas, los retablos de madera y de cerámica procedentes de Ayacucho, los libros y los amuletos peruanos que se encuentran en la tienda del museo.