NUEVA CRIMINALIDAD

Bandas del este de Europa hacen su "campaña de Navidad" asaltando viviendas en Álava

se especializan en atracos a casas de las zonas rurales

La Ertzaintza, que les sigue los pasos, sabe que estos grupos viven habitualmente en Madrid y Barcelona

Diario de noticias de Alava, axier burdain, 18-12-2011

vitoria. Hasta los cacos tienen sus calendarios de trabajo. Cuando concluye octubre y despunta noviembre, diversos grupos de ciudadanos originarios de países del este de Europa, afincados en Madrid y Barcelona y dedicados al asalto de propiedades, montan en sus vehículos y ponen rumbo a Álava. Hasta mediados de enero, se dedican a hacer su particular campaña de Navidad a golpe de atraco en distintos puntos de la zona rural y cuando el botín amasado es suficiente, regresan a sus lugares de residencia habituales. La Ertzaintza sigue los pasos de estos grupos integrados por ciudadanos ucranianos, georgianos y rumanos para tratar de darles caza, pero los agentes reconocen verse desbordados al tener que cubrir tal extensión de terreno. Reclaman más medios para evitar que, como ha sucedido en localidades como Oiardo, se hayan llevado las dos campanas de la iglesia, una después de la otra, con un plazo de tiempo entre robo y robo de quince días.

Iruña Oka, Rivabellosa o Montevite son algunos de los enclaves recientemente elegidos por los integrantes de estas bandas organizadas para llevar a cabo sus actividades. Generalmente se decantan por asaltar casas particulares, aunque los ertzainas saben que tampoco les hacen ascos a los pabellones industriales en caso de necesidad. La presidenta de la Asociación de Concejos de Vitoria, Acovi, Miren Fernández de Landa, también conoce su modus operandi. “Son bastante arriesgados y no se cortan un pelo. Entran en las casas, incluso con gente dentro, y a plena luz del día”, aclara.

Ella, como vecina de Betoño, sabe bien de lo que habla. “El problema en los pueblos de Vitoria se ha agudizado en noviembre”, señala, con lo que viene a confirmar las tesis que baraja la Policía autonómica sobre los calendarios de trabajo de estos grupos. Explica que los robos se centran en las viviendas, pero que los vecinos también han visto a grupos de sospechosos llevándose todo lo que pueden de los polígonos industriales. “A veces se ve a gente empujando los carritos del supermercado llenos de cosas de un lado para el otro”, comenta.

Los dos Huetos ha sido otro de los lugares en los que se ha sentido su presencia. Fernández de Landa explica que hubo un día, hace un par de semanas, en el que comenzaron a saltar las alarmas por todos los lados. “Todavía era de día, entre las seis y las siete de la tarde, y la Ertzaintza estaba por la zona. Recibieron el aviso de que un grupo había entrado en una casa y a los pocos minutos se supo que habían asaltado otra de la misma zona”, recuerda. Añade que en Betoño se vivió otra jornada similar, días más tarde. También sobre las 19.00 horas. “Claro que existe alarma social. Hay miedo porque le puede tocar a cualquiera”, asevera.

Para curarse en salud, Acovi ha remitido una nota a los concejos aconsejando a los vecinos que contacten inmediatamente con la Ertzaintza en el caso de observar comprotamientos sospechosos en las inmediaciones de sus casas. “Hemos tratado el asunto de la seguridad en los concejos – indica la presidenta – y creemos que debería incrementarse la coordinación y los operativos de vigilancia entre la Ertzaintza, los Miñones y la Policía Local”.

La situación no mejora en los pueblos que se encuentran fuera del término municipal de Vitoria. “Estamos sufriendo un goteo constante de asaltos”, ilustra el presidente de la Asociación de Concejos de Álava, Acoa, Javier Argote. “El otro día entraron en tres casas de Manzanos. Acceden tanto a las viviendas que tienen uso durante los fines de semana como en las que residen gente de forma habitual, en ese sentido no establecen diferencias”, detalla. En cuanto al botín perseguido, manifiesta que “se llevan de todo, desde joyas y relojes hasta televisores de plasma”. “Está claro que no son delincuentes habituales de la zona – aclara – , porque al final se acabaría sabiendo. Y por la manera que tienen de actuar se nota que están organizados y que saben dónde entrar. Lo hacen finamente, sin tan siquiera romper las cerraduras, saben dónde hay puertas correderas y conocen el terreno, lo que apunta a que realizan vigilancias previas”.

Lamenta Argote que la irrupción de estas bandas en el otrora pacífico ambiente rural alavés haya trastocado algunas de las tradiciones más entrañables del medio. “La gente antes salía de casa y dejaba la puerta abierta, pero eso se acabó. Aunque sólo sea para un rato, los vecinos han aprendido a cerrar con llave”.

En anteriores ocasiones, los ayuntamientos de la zona se han puesto en contacto con la Ertzaintza, pero el resultado no ha sido el esperado. “Después de hablar con ellos sí que vemos durante unos cuantos días coches patrulla por la zona, pero al cabo de una semana volvemos a la situación anterior. Es lógico, porque Álava es muy grande y deberíamos tener al menos una patrulla por cada pueblo si pretendemos la seguridad total”. Sin alcanzar cotas tan drásticas, caben alternativas más domésticas. “En Ribera Baja se han contratado a dos personas desempleadas que vigilan el municipio desde un coche municipal. Si ven algo se ponen en contacto con la Ertzaintza”, relata el presidente de Acoa.

antecedentes Ésta no es la primera ocasión en la que los efectivos de la Ertzaintza miden sus fuerzas con las de las bandas llegadas del este de Europa y, al menos hasta ahora, el balance cosechado ha sido más que satisfactorio. Los agentes de la Policía autonómica han conseguido a lo largo de este año desmantelar varios grupos que operaban en Álava y provincias limítrofes al detener a sus miembros más preminentes.

En febrero se daba a conocer que la Ertzaintza había descabezado una organización georgiana establecida en el corazón de Vitoria y especializada en desvalijar viviendas. Tres grupos de la Ertzaintza actuaron de forma coordinada en otros tantos domicilios en los que se guarecían los integrandes del grupo. La operación se desarrolló en las calles José Mardones, Orio y Reyes de Navarra. Inicialmente, se detuvo a tres individuos, aunque la lista se extendió a diez en las semanas posteriores.

En el mes de agosto, tanto los mandos de la Ertzaintza como la Fiscalía de la Audiencia Provincial dieron la voz de alarma. Se constataba que bandas llegadas de países como Georgia, Bulgaria, Rumanía o de regiones como Kosovo se estaban dedicando de nuevo a saquear pisos y naves industriales en el territorio. Se ofrecía el perfil de asaltantes de alta cualificación, formados en el ejército o en cuerpos policiales. Sus trabajos incluían contravigilancia, asaltos y huidas de compleja preparación. Ya entonces la Fiscalía alertaba de que varias de estas personas mantenían su residencia fija en Barcelona y que sólo acudían a Álava a trabajar, sobre todo en pisos y chalets.

Su modus operandi incluía butrones, sobretodo a la hora de asaltar naves industriales para reventar las cajas fuertes alojadas en sus interiores. También forzaron persianas de establecimientos comerciales, sobre todo de hostelería, para arrasar todo a su paso.

Los fiscales contaban con evidencias la existencia de otros dos grupos paralelos, uno de kosovares y otro de búlgaros que, para evitar fricciones con el resto de bandas rivales, eligieron Rioja Alavesa para ejecutar sus golpes. Su logística llamó la atención de los expertos policiales, ya que disponían de vehículos equipados con sistemas de captación de señales de vídeo procedentes de cámaras que ellos mismos instalaban en las cercanías del punto elegido para atracar. Gracias a desta información, podían vigilar con absoluta impunidad las actividades y horarios de sus víctimas.

En septiembre, la Ertzaintza volvió a irrumpir en un domicilio, en esta ocasión enclavado en la calle Cuadrilla de Vitoria, en Zaramaga, donde se detuvo a cinco jóvenes rumanos acusados de asaltar varias viviendas y empresas. Se especializaron en desvalijar casas aisladas en las áreas rurales y naves industriales durante los fines de semana.

La última información relativa a la actividad de bandas de Europa del Este en Álava se remonta a octubre, cuando la Ertzaintza y los Mossos d´Esquadra detuvieron en un operativo conjunto a siete butroneros responsables de más de medio centenar de asaltos. Cuando la banda obtenía un botín importante, sus integrantes regresaban durante una temporada de asueto a sus países de origen, donde vivían desahogadamente.

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