Los nuevos madrileños |ISRAELÍES
Los hijos de la tierra tres veces santa
El Mundo, , 05-12-2011«No es lo mismo un israelí que un judío», advierten en el centro que regenta la Comunidad Judía de Madrid, punto de encuentro y de orientación para unos y otros cuando pisan por primera vez la capital. «En la ciudad hay muchos judíos españoles», puntualizan.
En realidad son la mayoría, pues en Madrid apenas 150 familias tienen su origen en la tierra tres veces santa. «Aquí nos sentimos muy bien, compartimos el carácter mediterráneo», explica una de las visitantes del centro judío, nacida en Israel y seguidora de la fe hebrea. «Somos parecidos. Somos bruscos, ruidosos, nos gusta la fiesta y el baile», añade otra. «Si le dices a un madrileño que eres israelí, te trata con más cariño, te acoge con más afecto», estima una tercera invitada.
La posibilidad de desarrollar una vida en paz es una de las principales razones por las que casi mil israelíes se pasean por la ciudad del oso y el madroño. «Hay gente que quiso huir de los conflictos y que por eso ha abandonado Israel y vive en Madrid», reconoce Anna con tristeza.
Precisamente por huir del ambiente militarizado de Israel, muchos jóvenes abandonan el país una vez terminado el servicio militar obligatorio e inician largos viajes. No pocos recalan en la capital de España. «Es como una tradición. Los hombres han de estar tres años en el Ejército, y dos las mujeres . Al terminar se plantean llegar los más lejos posible en su viaje y vivir en los lugares más agradables a su alcance. De esa forma se liberan del estrés de la carrera militar y algunos terminan haciendo su vida en España», ilustra Ziva.
En Madrid, a miles de kilómetros del histórico desencuentro entre judíos y árabes, el trato con éstos es fluido. «Es un tema que surge a menudo. Dialogamos, pero llega un momento en el que lo que buscas es criar a tus hijos, tener un trabajo y vivir tranquilo. Y eso es lo que verdaderamente importa», coinciden los entrevistados. «Aquí nuestros hijos van al colegio con otros niños árabes, son compañeros y amigos», sentencia Ankaoua.
Los nuevos madrileños israelíes «se buscan y se encuentran en la ciudad». «Intercambiamos libros en hebreo, películas…», refieren. «Y nos vemos en los pocos locales que importan comida preparada según los ritos de los judíos más observantes, preparada como indica la Biblia y certificada por un rabino», explican.
Uno de esos establecimientos de comida kosher, que así se llaman, es la Carnicería Shalom, en la calle de Medellín. Fruto de épocas más convulsas, ningún letrero indica el tipo de negocio que se está visitando. «Es por seguridad», justifican algunos de los israelíes que acuden a la tienda. A pocos metros, en la calle de la Santísima Trinidad, está uno de los pocos restaurantes kosher de la capital. Isaac Susana, el propietario de La Escudilla, explica que cada vez más madrileños acuden al establecimiento por la calidad y el control sanitario a los que obligan los ritos más observantes del judaísmo.
Unidos por las fiestas
También las fiestas tradicionales de ambas culturas hacen de puente entre madrileños e israelíes. «Invitamos a nuestros vecinos a la Januká, que se desarrolla cerca de la Navidad. Y lo mismo sucede en la Pesaj [la Pascua], una de nuestras principales celebraciones», refiere Anna.
Los israelíes modernos son herederos de una celosa transmisión de su cultura durante miles de años. «Muchos de nuestros hijos estudian en un colegio concertado, el colegio Ibn Gabirol, en La Moraleja. Un centro trilingüe [hebreo, español e inglés] donde reciben una formación europea y adaptada a la cultura israelí de sus padres», explican varios matrimonios asentados en la capital. A ello se une la existencia de dos cementerios judíos y un matadero observante de los ritos más estrictos.
«¿Volver a nuestra tierra? A buscar libros y música», bromea Grez, una de las nuevas madrileñas, que puede presumir de haber nacido en la tierra más codiciada por las principales civilizaciones. Quién sabe, como dice la más sagrada tradición judía, quizá el próximo año celebrará la Pascua en Jerusalén.
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