Hortense Ngbapai presidenta de la asociación aida
«Con la crisis se multiplicó por cinco la demanda de alimentos»
Dice que la inmigración africana hacia Vigo se estancó y que es el colectivo más castigado con el 90% en el paro
La Voz de Galicia, , 29-11-2011Un africano con nombre de actor, Bogart Cámara, fue el fundador de Aida (Asociación e Integración de Ayuda al Desarrollo Africano) en 1997, junto con unos españoles. Pero la auténtica reina de África en Vigo se llama Hortense Ngbapai. Una congoleña que cogió el testigo de la presidencia de manos de su marido, el senegalés Ibrahima Niang, en el 2007, y que sigue al frente de dicha oenegé. Llegó cuando tenía 20 años, pero ya lleva aquí tres décadas, manteniendo viva su memoria africana a la hora de luchar para que el colectivo de inmigrantes del continente negro no se sienta discriminado. «Con la crisis se multiplicó por cinco la demanda de alimentos», afirma. Tienen la sede en Camelias, 17 (portal C, tercero izquierda).
Dice que antes de la crisis facilitaban alimentos a un centenar de personas, pero ahora son 500. «No solo atendemos a los africanos, porque también vienen latinos y gente española que lo necesita. Ayudamos a todo el mundo dentro de nuestras posibilidades», afirma.
En este momento, lo que más le preocupa es la situación económica, porque sabe que es el factor que más contribuye a la discriminación. «Si tienes dinero, no importa el color de tu piel, porque vas a una agencia y consigues que te alquilen un piso o puedes ir a un banco y te conceden un crédito sin problema».
Pero no es el caso de la mayoría de los africanos que viven en Vigo, sino todo lo contrario, como lo demuestra el hecho de que el 90% estén afectados por el paro. Del bum de llegada en los primeros años de la década del 2000, se ha pasado a un estancamiento e incluso algunos se han ido a otras provincias por cuestiones de trabajo. «Llegaron sobre un millar, pero hoy hay unos cien menos. Otros que tienen aquí su residencia suelen pasar temporadas en Madrid para trabajar o en la zona del Levante, para la recogida de la fruta», explica Hortense Ngbapai.
El grupo más numeroso son los senegaleses y se dedican a la venta ambulante. Mientras que los de Ghana suelen enrolarse en los barcos de pesca cuando existe demanda. Pero también hay gente de Ghana, Nigeria, Mozambique, Guinea, Angola, de países de habla portuguesa y de algún otro lugar. «A nosotros también nos interesa que a los españoles les vaya bien porque, si sus jefas trabajan, es más fácil que contraten a nuestra gente para el servicio doméstico. Lo mismo nos sucede con los africanos que estaban empleados en el sector de la locomoción o de la construcción, que incluso se formaron aquí en el INEM y ahora están en el paro», argumenta. «Muchos subsisten con la ayuda económica de la Risga», añade.
Otro problema añadido para el colectivo africano es de índole político, debido a que no les homologan los permisos de conducir de sus respectivos países, con la única excepción de Marruecos, lo que confirma la regla, dado que no le sucede lo mismo a la mayoría de los sudamericanos. «Son prácticamente las únicas infracciones que cometen, aunque digan que iban conduciendo sin carné, cuando no es exactamente así. También consideramos que es injusto que se les castigue con penas de cárcel por la venta de alguna prenda de ropa de marcas falsificadas o lo típico de los cedés, porque se trata del último eslabón de la cadena y ellos no son los artífices de la falsificación. Además, para la nacionalidad, les exigen diez años de residencia y a otros extranjeros ni la mitad. Sin embargo, los datos policiales reflejan que son los menos conflictivos», denuncia.
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