Daniel García Recortes con nombre propio
"Una inmigración obligada genera mucha frustración"
Agora trabaja con bandas latinas para evitar conflictos - Sufren 5.000 euros de recortes en 2011 en la prevención de la delincuencia
Diario de Noticias, , 18-11-2011TRES profesionales, dos de ellos contratados a media jornada, y una docena de voluntarios llegan allí donde los servicios públicos no lo hacen… ni podrían. Trabajar con bandas latinas, jóvenes y adolescentes que manejan sus propios códigos, espacios y tiempos, no es tan fácil. Entran en acción de noche, los conocen y saben mejor que nadie cómo actúan.
Y lo que quieren. Antes de crear Ágora se formaron en Sociología, Antropología y Trabajo Social. Han trabajado como mediadores interculturales y comunitarios en diferentes entidades sociales, y se han especializado en el trabajo de calle, en el choque entre diferentes culturas, en conflictos identitarios más allá de nacionalidades. Su labor se conoce como mediación social comunitaria y requiere un abordaje transversal de la sociedad, de las instituciones… al igual que ocurre con el tema de la igualdad. Actúan desde el 2007, seis años después de que arrancara el boom migratorio en Navarra. Dani García, su coordinador, Leyre y Miriam forman un equipo sólido, preparado, con ganas e ideas claras.
La Fiscalía reconocía recientemente la existencia de bandas latinas cada vez más “delictivas” y detectaba seis grupos organizados en Navarra. Desde su trabajo de “prevención y gestión de conflictos entre diferentes grupos latinos y desde una visión en positivo que no se asocia con la delincuencia”, Ágora contabiliza hasta nueve grupos de estética rapera, cultura urbana y con una presencia minoritaria de chicas en sus filas. Median para evitar delincuencia, conflictos violentos y conductas incívicas. “No tratamos de eliminar las bandas, sino evitar que se peguen”, admiten. "Lo más difícil es ganarse la confianza de estos jóvenes. Muchos problemas provienen de la falta de motivación y de un proceso natural de adaptación a un medio nuevo. “Menores que llevaban años sin ver a su familia y que se pueden encontrar tras emigrar a una familia rehecha. No son chavales que vengan de la miseria o de favelas, llegan con un billete de avión a un país con una cultura diferente y que, en muchos casos, era más conflictiva o violenta por el momento histórico que les ha tocado vivir a esos países”.
desarraigo
Cambios en la vida adolescente
“En un momento crucial de tu vida, cuando quieres ser independiente, te dan un pasaporte y tienes que dejarlo todo, tus amigos, tus redes sociales… Al final su nivel de maduración personal y sexual es mayor que la de los chicos de aquí”, indican. Muchos de ellos tienen la doble nacionalidad pero se dan cuenta que en su país de origen están fuera de sitio; y a su vez aquí “muy latinizados y tampoco terminan de adaptarse” porque siguen siendo tratados como inmigrantes. En tierra de nadie.
Desarraigo, necesidad de identidad, carencia de límites asociado a una baja tolerancia la frustración, fracaso escolar, falta de expectativas y una edad en la que se busca reafirmación son factores que hay que tener muy presentes a la hora de entender las circunstancias familiares, sociales y personales que rodean a estos jóvenes, señalan.
Nunca se puede hablar de un solo factor de riesgo porque cada joven es un mundo en sí mismo. Desde esta perspectiva se trabaja intentando encontrar soluciones a cada problema que se presenta. Ser de una banda tiene más que ver con la pertenencia a una agrupación, a una simbología, a formar parte del mismo proceso migratorio… Una banda viene a ser como una cuadrilla, agrupa a chavales de 14 a 22 años de diferentes países de Sudamérica, Brasil, Bolivia, Ecuador, Senegal, Camerún, España, con un elemento común: “La búsqueda de identidad en un país que no es el suyo, compartir ese sentimiento de rechazo de la sociedad de acogida”. “Muchas veces los problemas tienen que ver con el uso de medios violentos en sus países de origen, con otras maneras de solucionar conflictos, pero es necesario hacer análisis más amplios desde la sociedad. Los disturbios ocurridos en Francia o Inglaterra, en guetos donde muchos inmigrantes viven aislados y padeciendo con más crudeza los efectos de la crisis, si no se previene, pueden trasladarse aquí, empezando por las grandes ciudades…”, indican.
el fenómeno migratorio
La falta de oportunidades
Los mensajes xenófobos como los que apuntan a que los inmigrantes acaparan todos los recursos en un momento de crisis consigue que se agrupen más entre ellos, sobre todo en un momento delicado en el que no hay trabajo y se produce una “lucha feroz por los recursos”. “Hacen que no se sientan de aquí. Si añadimos el cóctail de la crisis, el desempleo y el fracaso escolar, estos jóvenes son carne de cañón en materia de exclusión”, afirman. Los mismos educadores desmontan otros bulos: Los inmigrantes no copan la renta básica porque muchos de ellos no llevan un año (en el 2012 dos) empadronados o ni siquiera cumplen todos los requisitos. “Y hay gente que no come, pero no tiene una red social o familiar como nosotros”, exponen.
Muchos de estos jóvenes trabajaron en el boyante sector de la construcción. Emigraron con un nivel de formación muy alto o les pilló vivir aquí su adolescencia. Chavales que han vivido una inmigración no decidida por ellos lo que genera mucha “frustración” y que, además, se les “trata de tontos cuando la realidad es la contraria; tienen muchos recursos e inteligencia pero quizás las sociedades de acogida no vemos como aprovecharlas. El nivel formativo no es bajo sólo es diferente modelo”. De ahí la necesidad de “revisar”, apuntan, nuestro sistema educativo ofertando una formación adecuada para un colectivo con necesidades especiales. “Hay una derivación alta a programas profesionales de integración porque muchos inmigrantes no acaban de sacarse la ESO, pero de cara al empleo esos programas no tienen validez, y por otro lado, la FP sigue segmentando mucho la salida”.
Cuando se trabaja con estos colectivos se vislumbran soluciones de orden estructural. Por ejemplo, contar con más recursos a aquellos centros educativos con altos porcentajes de inmigración porque creen que la solución no es repartir alumnado y desarraigar a estos chavales, sino reforzar con apoyos, y “poner en valor toda esa riqueza”. “Hay zonas que fueron barrios obreros donde se concentran inmigrantes porque son los que pueden acceder a esos pisos”.
No obstante, observan que a la hora de intervenir con estos jóvenes no hay tantas diferencias, admiten. “El nivel de agresividad no es superior. Dan más miedo por las pintas que otra cosa… También hay chicas na-cionales que entran dentro de estos grupos atraídas por la imagen del típico malote…”. Entre las bandas apenas se conocen, mantienen rivalidades, la mayoría se diferencian por barrios, aunque “hay más que les une que aquello que les diferencia”.
De las actividades culturales que promueve Ágora destacan iniciativas como Ponle letra a la inmigración para que ellos y ellas creen sus propias canciones de estilo rap y reggeaton. Hablan de sus temas, de cómo ven la inmigración bajo dos premisas: respeto y perspectiva de género. “Es una forma de ayudarles a que se expresen, se edita un CD y se organiza un concierto. En el último concierto directo asistieron más de 250 chavales”. Los logros son palpables.
Agora recibe financiación pública y privada (Fundación La Caixa) para un proyecto que ha sufrido un recorte del 10% por parte del Gobierno de Navarra (también les financian el SNE y el Ayuntamiento de Pamplona) al suprimir de 5.000 euros de los 50.000 de coste este año. El convenio con el Ejecutivo lo habían firmado dos semanas antes. “Mantendremos la actividad con nuestro esfuerzo. Hay dos personas contratadas a media jornada que ahora verán reducida su asignación, pero lo que más miedo nos da es lo que ocurrirá en el 2012 porque ha costado muchos años tejer una red de apoyo y trabajo preventivo”, admiten. En el primer semestre del año se han realizado 25 mediaciones en donde se han trabajado conflictos interpersonales y grupales. 125 intervenciones, de las cuales 54 han sido de carácter social, 13 formativas, 32 laborales y 26 jurídico-administrativas.
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