«Sí, la he matado, quiero un abogado»

El Mundo, L. F. DURÁN MADRID , 17-11-2011

Cinco días de angustia con trágico final. La Guardia Civil encontró ayer tarde en una vieja cantera de Collado Mediano el cuerpo sin vida de Avellaneda Núñez, la joven dominicana de 17 años desaparecida el pasado viernes por la noche en Collado Villalba. El cadáver estaba enterrado a un metro de profundidad y tapado por un montón de tierra y piedras de gran tamaño.

Los agentes llegaron hasta los restos de la joven tras detener a un antiguo amigo suyo, Joaquín, un colombiano de 22 años con el que mantuvo una relación de pocos meses hace un año. Éste confesó en la mañana de ayer miércoles que había matado a la chica tras ser interrogado por segunda vez y después de incurrir en varias contradicciones respecto a su primer testimonio.

La Guardia Civil baraja la hipótesis de que al menos hay dos personas más implicadas en los hechos. Ambos le podrían haber ayudado a sepultar el cuerpo en la madrugada del sábado, fecha en la que el forense ha fijado la muerte de la joven.

En la confesión, Joaquín, que trabaja como guarda en una finca de la zona, admitió haber matado a golpes a Avellaneda, pero no recordó el punto exacto de la zona de las canteras donde había ocultado el cadáver. En sus testimonios dijo que tenía recuerdos imprecisos, ya que había bebido, e incluso llegó a insinuar que estaba en una cantera con una pequeña laguna. De ahí que fuesen movilizados en un primer momento los buceadores de la Guardia Civil. Finalmente, los agentes rastrearon la zona en compañía del acusado hasta encontrar el cadáver en una de las canteras de la zona.

El cuerpo presentaba en principio varios golpes y comenzaba a presentar ya signos de descomposición. Fue reconocido por sus padres gracias a las prendas que llevaba puestas la menor el último día que fue vista con vida.

Los investigadores han trabajado sin cesar durante los últimos días para reconstruir las últimas horas con vida de la joven, que colaboraba habitualmente en el negocio de sus padres, el bar-karaoke Merengue, situado en el número 49 de la calle de Ignacio González Serrano, en Villalba.

Avellaneda Núñez recibió el pasado viernes por la tarde una llamada sospechosa. Mantuvo una discusión verbal con el comunicante y colgó. Un rato después volvió a recibir otra segunda llamada. Esta vez salió a la calle. Los testigos cuentan que se subió a un coche. Es la última vez que su familia la vio con vida.

Su pista se pierde en ese momento en Collado Villalba. Algunas personas dicen que la ven con varios chicos en un bar de Moncloa. Otros la reconocen en otro local de Collado Villalba.

Carolina, su madre, vio cómo su hija hablaba por teléfono, colgaba y salía del local con cara de enfado. Eran las 00.30 horas. Su progenitora se dio cuenta luego de que había aparcado un coche cerca del bar, pero nunca pensó que su hija podría estar ahí dentro. La madre la empezó a echar en falta a la media hora. La llamó hasta siete veces a su móvil, pero al insistir le apagó el teléfono.

La madre no quiso avisar a su marido, Mario, pero al final éste se dio cuenta de que estaba rara y le preguntó qué le pasaba. «Le dije que Avellaneda no aparecía. Nos tocó cerrar e irnos. Volvimos a la casa, al bar y tocó ir a la Guardia Civil a poner la denuncia», señaló la mujer.

Los padres preguntaron entonces a compañeros y amigos sobre su posible paradero pero nadie supo decirles dónde podría haber ido. Paralelamente, los familiares empezaron a pegar carteles con la fotografía de la joven por la localidad madrileña y alrededores.

Al tiempo, los agentes de la Policía Judicial empezaban también a interrogar a los amigos más íntimos de la chica fallecida para averiguar su paradero. Se les tomó testimonio en grupo y también por separado.
También visionaron los vídeos de la cámaras de seguridad de la zona para identificar el vehículo en el que se había subido la joven. El mismo domingo ya tenían localizado a Joaquín, cliente del bar Merengue y antiguo novio de la chica, y le interrogaron. Ofreció un testimonio aparentemente coherente. Pero había más sospechosos y siguieron con sus pesquisas. El pasado martes uno de los amigos de Joaquín ofreció una explicación distinta sobre lo ocurrido el viernes por la noche. Señaló que no había estado con él esa noche. Los agentes le citaron de nuevo ayer por la mañana. Entonces se puso nervioso e incurrió en contradicciones respecto a las explicaciones de su amigo.

Finalmente, Joaquín se derrumba. «Quiero un abogado, sí, la he matado», señaló. En ese momento los agentes se centraron en la búsqueda del cuerpo de la chica. El detenido tenía lagunas sobre lo ocurrido esa noche y no precisaba el punto exacto.

Sobre las 15.45 horas el cuerpo de Avellaneda fue encontrado por los guardias. A primera vista presenta signos de violencia en la cabeza. También se investiga si la joven pudo sufrir algún tipo de agresión sexual.

Sobre las 17.00 horas, los familiares de Avellaneda recibieron la noticia del hallazgo del cadáver de la menor cuando se encontraban en el bar de los padres en Villalba. Los agentes sabían casi al 99% que era ella. Sin embargo, fue necesaria la identificación del cuerpo por parte de sus padres en el tanatorio de Collado Villalba. El cadáver fue trasladado finalmente al Instituto Anatómico Forense, donde hoy se le practicará la autopsia.

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