El presidente de la República Italiana, Giorgio Napolitano, aún más popular tras su gestión de la última crisis política, destacó ayer la aportación fundamental de los ciudadanos extranjeros, que ayudan al país “a cargar con el fardo de la deuda pública, que sin ellos sería aún más difícil de sostener”. El jefe del Estado pronunció estas palabras durante un acto en el Quirinal con jóvenes de origen foráneo. Napolitano recordó que sin ellos Italia sería un país aún más envejecido y tendría “menos potencialidad de desarrollo”. El presidente pidió más comprensión para los hijos de inmigrantes y se mostró a favor de facilitarles la adquisición de la nacionalidad italiana. También ayer acudió al Quirinal la selección nacional de fútbol, en la que hay varios jugadores de origen extranjero, como el delantero Mario Balotelli, que en ocasiones ha sido objeto de feas actitudes racistas por parte del público. Sobre los jóvenes en general, Napolitano hizo un llamamiento para que cese una cultura nacional demasiado proclive a las recomendaciones y los favoritismos. Abogó por sistemas transparentes de selección laboral. Es necesario, según el presidente, “demontar la convicción de que las oportunidades se reservan a ciertos ambientes”.