«Vivir aquí ha ampliado mis horizontes como persona»
El Correo, , 14-11-2011La búsqueda de oportunidades es uno de los motores más potentes que existen. Puede llevar a alguien muy lejos de casa, sobre todo cuando allí se agotan las opciones, los rincones donde buscar. Eso fue, precisamente, lo que le pasó a Ana María. Un día miró a su alrededor y comprendió que, para salir adelante, debía abandonar su país. «Las oportunidades son algo esencial para cualquier ser humano y, si no las tienes en tu tierra, solo te quedan dos caminos: resignarte o buscarlas fuera», expone. Aunque no le entusiasmaba la idea, ella se decantó por la segunda vía. «Honestamente lo digo: no tenía ganas de marcharme, pero llegó un punto en que la realidad de Honduras era demasiado obvia como para no verla. Había (y hay) desempleo, fallos graves en educación, carencias sanitarias, inseguridad ciudadana… La lista es larga», relata.
Hace exactamente un año que Ana María hizo sus maletas para viajar de Danlí a Vitoria. Fue un cambio brusco, y no solo por las diferencias del clima. «Hablamos el mismo idioma, pero la cultura es muy distinta y cuesta bastante adaptarse. Abrirse paso en un país nuevo es difícil. Es verdad que al final lo consigues, pero cuesta. Y mucho».
Asignaturas pendientes
Eligió la capital alavesa porque su madre vivía aquí. «Ella fue la primera hondureña que llegó a Vitoria hace seis años», puntualiza. Contar con una referencia familiar en Euskadi la ha ayudado en el proceso, pero no tanto como cabría esperar. «Mi madre está aquí, pero mis hijos están en Honduras», explica. «Yo vine para darles una vida mejor, para que tengan esas oportunidades de las que hablaba al principio».
Al marcharse de Honduras, Ana María tenía un plan. «Como muchos otros emigrantes, yo me había trazado unos plazos y unas metas – señala – . Mi idea era venir por tres años, trabajar y regresar a mi pueblo para estar con mis pequeños y para retomar mis estudios universitarios». Lo que no tuvo en cuenta entonces fue que la vida es dinámica y que un cambio de país supone, también, un cambio interior.
«Mi única idea era trabajar y volver, pero una vez que llegué aquí, mi visión del mundo cambió. Después del impacto inicial, comienzas a integrarte, conoces gente y ves más allá de tus circunstancias personales. Por ejemplo, la seguridad fue una de las primeras cosas que me sorprendieron del País Vasco: poder andar tranquilamente por la calle y sin miedo es un privilegio para cualquier hondureño», subraya.
Pero hay más. «Vivir aquí ha ampliado mis horizontes, mi proyección como mujer, como mamá y como persona. Por suerte, tengo trabajo y, además, puedo cantar, que es lo que más me gusta en la vida. Me siento activa, estoy en contacto con otras personas, tengo intención de retomar aquí mis estudios y, entre tanto, sigo formándome», indica.
El periodismo es su asignatura pendiente. «Yo estudiaba en la capital, Tegucigalpa, pero tuve que regresar a mi pueblo y allí no había carrera. Hice algunas asignaturas de Derecho para no dejar de estudiar, aunque, al final, no acabé ni una carrera ni la otra. Me interesa mucho la comunicación y todo lo que esté relacionado con ella», comenta.
Por esa razón, a principios de este mes Ana María participó como relatora en el II Foro ‘Betty Cariño’, unas jornadas que se celebraron en Vitoria sobre la comunicación alternativa, la libertad de expresión y la inmigración, y que contaron con el apoyo de la Agencia Vasca de Cooperación para el Desarrollo. «Allí hubo muchos profesionales latinoamericanos compartiendo sus experiencias y debo decir que fue de una enorme enseñanza para mí… En este momento, disfruto mucho de Vitoria. Es una ciudad espléndida y ha logrado que mis planes cambien. Seguiré trabajando, pero para traer aquí a mis hijos».
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