Adiós al 'baby boom' inmigrante
La Verdad, , 04-11-2011Anabel y su hijo Lionel, en la puerta de la Oficina Única de Extranjeros. :: FOTOS: FRAN MANZANERA
La Región próspera y rejuvenecida que se antojó un colchón de bienestar en el que criar a los hijos a miles de ciudadanos extranjeros ya no existe. El ‘efecto llamada’ no se escucha en Ecuador, Marruecos ni Bolivia, y son contados los jóvenes de esos países que buscan un futuro laboral en una comunidad castigada por el paro. La cifra de ciudadanos extranjeros se mantiene estable desde hace meses en 221.000 sin apenas variaciones, y si bien son pocos los que se van (unos 3.000 este año), tampoco vienen otros a ocupar su hueco. La tendencia ha comenzado a tener un reflejo claro en las tasas de nacimientos de extranjeros, que este año registrarán una caída muy acusada, de casi el 50%.
La población extranjera, que en los últimos años ha empujado las tasas de fecundidad y ha evitado el envejecimiento de la población, se ha plantado, y si la tendencia no cambia, difícilmente se les podrá confiar el rejuvenecimiento demográfico futuro de la Región. La causa principal del frenazo que experimenta la natalidad entre los cuidados de otros países hay que buscarla en la crisis. «Ya no vienen inmigrantes . No hay relevo generacional. Quienes llegaron a final de los noventa ya tuvieron a sus hijos en su momento, cuando se establecieron, y ahora apenas entra gente joven porque ven pocas expectativas laborales», explica Fulgencio Puche, jefe de la Oficina Única de Extranjeros en Murcia.
La evolución de las cifras de hijos de extracomunitarios nacidos en la Región ilustra también la historia de vida que acompañó al ‘baby boom’ inmigrante. Los primeros extranjeros, en su mayoría hombres solos, marroquíes o ecuatorianos, llegaron a finales de los noventa; buscaron trabajo, se establecieron… Dos o tres años después comenzaron a arribar sus mujeres – o se casaron con nacionales – , y desde los primeros años del 2000 iniciaron una curva de crecimiento de natalidad imparable. Esa generación completó ya su proyecto familiar, y la recesión ha evitado que otra más joven la reemplace.
La mimetización de las costumbres locales (el número medio de hijos por mujer en la Región es de 1,4) tiene también una gran influencia. «Lo habitual es que los extranjeros, durante los dos o tres primeros años de residencia, reproduzcan las costumbres de sus países; después de ese tiempo mimetizan las de la población de acogida», argumenta Pablo Jaquero, delegado en Murcia de la Fundación Cepaim y demógrafo.
Las demandas de reagrupación (el trámite que realizan los extranjeros para traer a sus hijos no nacidos en Murcia a la Región) han mudado también la tendencia al alza de la última década; en la actualidad son casi testimoniales, cuando en plena bonanza superaban el millar anual y llenaban las aulas de los colegios de escolares recién llegados de otros países. El final del ‘baby boom’ extranjero, consideran los expertos, no es coyuntural, y sumado al control de natalidad local, amenaza con envejecer la población de la Región en veinte años.
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